Se trata de un ránking que nació en Londres en el año 2002 y que, desde 2007, cuenta con el esponsoreo del agua mineral San Pellegrino. Esta lista creció mediáticamente, al punto tal de que se ha transformado en referencia obligada, tanto que ya se atreve a disputarle el podio de las recomendaciones a la tradicional Guía Michelin.
Sin embargo, a diferencia de su competidor francés, el 50 Best opera de una forma diferente. Mientras que los de la famosa guía se manejan con inspectores profesionales que califican en función de parámetros estandarizados, en el 50 Best la mecánica es bien distinta y, además, incluye ránkings regionales: el Latin America’s 50 Best Restaurants y el Asia’s 50 Best Restaurants).
#1. Así funciona el World’s 50 Best. Este ránking está dividido a nivel mundial en 26 regiones que totalizan un panel de 1.040 expertos, en la que cada región tiene un presidente, que ejerce su cargo de forma pública y coordina a los jurados de cada país. En cada país hay 40 jurados compuestos por cocineros, sibaritas/gourmets y restaurateurs, que ejercen su cargo de manera anónima. Cada miembro del jurado emite 10 votos indicando los mejores restaurantes según su buen entender (de los 10 votados, 6 deben ser de la región de origen del votante y 4 deben proceder del exterior). Por otro lado, está la elección de los 50 mejores restaurantes de Asia y Latinoamérica, donde sólo compiten los de cada una de esas regiones.
#2. En contra. Hasta aquí todo tiene una lógica impecable, pero lo cuestionable del reglamente es que, en teoría, “los miembros del panel de votantes deben haber comido en los restaurantes nominados en alguna ocasión en los últimos 18 meses”, cosa que difícilmente se pueda cumplir. Además, muchos de los jurados no cumplen con el deber de anonimato. Incluso se rumorea que se reúnen para “cambiar ideas” y, en el mejor de los casos, hacer lobby a favor o en contra de algún restaurante, lo que desnaturaliza un sistema que ya de por sí es complejo.
#3. A favor. A pesar de sus falencias y su “permeabilidad”, es un sistema más abierto y democrático que el implementado por Michelin. De alguna forma (en parte debido a la fuerte campaña de prensa que hace anualmente), el ránking supo instalarse como un fuerte referente en materia gastronómica. Y más allá de las preferencias de cada uno, cada entrega de los 50 Best (mundial o regional), es un acontecimiento, una fiesta que se celebra a lo grande.
#4. Conclusión. “Hay solamente una cosa en el mundo peor que hablen de ti, y es que no hablen de ti”, decía el gran Oscar Wilde, y en este caso nada es más cierto. Más allá de que el público gourmet coincida o no con la elección de los restaurantes, y de la mala prensa que a veces goza este ránking, es bueno para el rubro enogastronómico que se hable. El sistema es sin dudas perfectible, pero que en la tapa de los diarios figure el ránking de los mejores restaurantes del mundo o de la región, es un triunfo para todos los involucrados en el negocio.
Para más precisiones acerca del World’s 50 Best se puede visitar su página web.
En pocos días anunciaremos todos los nominados, con los mejores representantes de la gastronomía argentina.
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