Es un clásico decir que los argentinos descendemos de los barcos, para recordar que la inmensa mayoría de nosotros tenemos antepasados inmigrantes. En realidad, de origen español e italiano, pero también de otras colectividades europeas que todavía conservan muchas de sus costumbres culinarias a través de restaurantes étnicos.
Te presentamos 5 lugares que no podés dejar de visitar:
#1. Hungaria. Se trata de un club que reúne a los descendientes de húngaros, donde aún se practica esgrima, uno de los deportes más populares en ese país. El comedor es poco sofisticado, un tanto demodé, pero la cocina es excelente y los precios son muy razonables. Los platos son sencillos, suculentos y bien hechos (curiosamente, el cocinero no es magyar, sino santiagueño), y se pueden probar especialidades como el goulasch con spätzle, el lomo a la Budapest, cordero a la Transilvania y unos exquisitos espaguetis con semillas de amapola. Los postres obligados son el Dovos, Rigo y Napoleón. Pasaje Juncal 4250, Olivos.
#2. Austria. Otra propuesta centroeuropea es la de Austria, club fundado por esa colectividad en el año 1910. La especialidad son las salchichas, las hay de suaves e intensas, ahumadas, picantes, rellenas de vaca, cerdo o mezcla. La degustación de 6 salchichas es imperdible. No falta chucrut ni kartoffelsalat, la clásica ensalada de papas germana. Las chuletas de cerdo son estupendas. Los austríacos tienen una gran tradición en dulces, así que para el postre vale la pena experimentar las tortas, como la Sacher. Roque Sáenz Peña 1138, San Isidro.
#3. Club Sueco. En la Asociación Sueca funciona un club cuyos orígenes se remontan al año 1898 y que durante muchos años estuvo ubicado en el barrio de Monserrat, pero recientemente se mudó a San Telmo, al lado de la Iglesia Sueca. La cocina está a cargo de Martín Varela y Nancy Sittmann, dos jóvenes cocineros que preparan grávlax (salmón curado en sal, azúcar y eneldo), arenques y ensaladas varias como entradas bife a la Lindström (hamburguesas con alcaparras y remolachas agridulces), Kötbullar (albóndigas suecas), Brunnear Bonner (porotos negros cocinados con panceta ahumada y cebolla morada), como platos calientes. De postre hay opciones como los frutos rojos en compota, flan y peras al vino blanco. Azopardo 1428, San Telmo.
#4. Restaurant del Hotel del Club Francés. Uno de los clubes más rancios de la Argentina, en plena Recoleta, tiene un restaurant que vale la pena visitar. Años atrás, el arquitecto Iván Robredo recicló la recepción, el bar y el salón comedor y rejuveneció la casa sin por ello perder el aire de petit hotel parisino. La carta varía, pero de sus fuegos salen especialidades como el coq au vin, sopa de cebolla, combinación de terrinas, lomo con salsa bearnesa y otras especialidades no tan galas. Es un lugar recomendado para sentirse transportado al elegante XVIe Arrondissement parisino, aunque sea por un par de horas. Rodríguez Peña 1832, Recoleta.
#5. Abdala. Es el restaurant del antiguo Club Sirio Libanés, ubicado en pleno barrio de la Recoleta. El chef, Abdala Edi, creó un menú degustación de 8 pasos de cocina árabe, desde manakeesh y laban bi-jiar (pan libanés con zaatar y oliva), pasando por los clásicos hummus, babaganush, shanclish y tabbule. El edificio que alberga al restaurant es histórico y se trata de un precioso petit hotel construido para la familia Basavilbaso. Pacheco de Melo 1900, Recoleta.
¿Qué otro restaurant de colectividades conocés y recomendás visitar?
Este plato puede tener buenas versiones con este tipo de carnes más económicas.
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