Ya no es una novedad hacer zapping y toparse con cocineros en televisión. Mucho menos en las redes sociales, donde la gastronomía se ha convertido en un rubro muy poblado, por suerte para los que amamos la cocina.
Con sus ollas y sartenes a cuestas, los chefs se han transformado en figuras mediáticas seguidas por una gran audiencia.
Esta tendencia tuvo, en la Argentina, una precursora, revolucionaria, nacida en la provincia de Santiago del Estero, que fue la que cambió para siempre la forma de cocinar de las amas de casa argentinas.
Se trató de Petrona Carrizo, más conocida por su apellido de casada, Gandulfo, quien junto con su esposo desembarcó en Buenos Aires a principios de la década de 1930 en busca de un mejor futuro. Debido a un accidente del cónyuge que le impidió seguir trabajando, tuvo que hacerse cargo del mantenimiento del hogar.
Fue así que esta ama de casa sin experiencia laboral comenzó a desempeñarse como “demostradora” de la Compañía de Gas, que presentó su primera cocina para reemplazar a los otros artefactos alimentados a carbón y kerosene y que, con sólo 20 centavos (lo que valía un metro cúbico de gas), se podía cocinar un menú completo.
Claro, hay que ubicarse en la época, donde la aparición de esta novedad representó un gran salto tecnológico. Muchas mujeres no sabían lo que era una hornalla a gas, así que hubo que desarrollar una campaña educativa para instruirlas en el manejo de la nueva herramienta culinaria.
Pero Doña Petrona no se conformó solamente con enseñar el manejo del aparato en cuestión, sino que, mujer intuitiva y cocinera nata, se dedicó a enseñar a cocinar a esta ascendente camada de amas de casa que comenzaban a dotar a sus hogares de electrodomésticos. Su éxito fue inmediato.
Según afirma el libro Crónica de la Gastronomía Porteña, tradición e identidad, en 1931 se inició un ciclo de conferencias organizados por la empresa de gas y la revista El Hogar que fueron un suceso, ya que según parece, “más de 20.000 personas asistieron a este primer ciclo” donde Petrona fue protagonista.
Su carrera siguió con un programa en Radio Argentina, de allí pasó a Excelsior y finalmente a El Mundo. En 1952 debutó en televisión, donde se convirtió en una estrella mediática a nivel nacional, siempre acompañada de Juanita, su fiel ayudante.
Amén de su talento para plasmar recetas, era una figura con la cual se identificaba la mayoría de las amas de casa de la Argentina, a partir de un carisma respetuoso y distante, pero a la vez accesible y familiar, curiosa antinomia para esta mujer que carecía de lo que hoy llamamos educación superior, una self made de la que abrevaron las posteriores “ecónomas” como Emy de Molina, María Adela Baldi, Blanca Cotta y Choly Berreteaga, entre otras.
Para Marcelo Álvarez, el famoso antropólogo de la alimentación, “Petrona de Gandulfo fue una especie de parte aguas en lo que tiene que ver con la transmisión del conocimiento culinario, y en la formación de la cocina argentina”.
Su libro de cocina, Doña Petrona, es el más vendido en la Argentina luego de la Biblia. Hace pocos días acaba de salir a la venta la 103ª edición, de lujo, con tapa dura, 800 páginas y más de 1.000 recetas. Las primeras ediciones, buscadas por muchos coleccionistas, tienen un valor incalculable.
¿Escuchaste hablar de Doña Petrona?
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Los declaró ilegales porque los productos no pueden ser identificados como elaborados en lugares habilitados.