En casi todas las religiones y culturas existen alimentos permitidos o prohibidos; son los llamados tabúes alimentarios. Las causas subyacentes de estas prohibiciones exceden el marco de esta nota, pero para dos de las grandes religiones monoteístas, como el judaísmo y el Islam, estas reglas suelen tener un lugar preponderante.
Para los musulmanes existen alimentos permitidos (halal) y prohibidos (haram). Entre los primeros, por ejemplo, figuran las cabras, vacas y ovejas, ciervos, conejos y aves, siempre y cuando se hayan sacrificados siguiendo las reglas propias de la comunidad islámica (una muerte digna a manos de un matarife musulmán, o no afilar el cuchillo en presencia de los animales, por ejemplo).
Entre los alimentos haram o prohibidos claramente está el alcohol, pero además el Corán dice “Se os prohíbe comer la carne del animal que haya muerto de muerte natural, la sangre, la carne de cerdo y la de un animal que se sacrifique en nombre de otro que no sea Dios; no obstante, quien se vea obligado a hacerlo en contra de su voluntad y sin buscar en ello un acto de desobediencia, no incurrirá en falta. Es cierto que Dios perdona y es compasivo […]” Corán 2.173, es decir, se prohíbe la carroña, pero además está prohibido el consumo de animales carnívoros o muertos por los cuernos de otro animal, o por fieras salvajes.
Por su parte, los judíos también tienen sus preceptos alimentarios llamados cashrut; los mismos figuran en la Torah y determinan qué se puede comer (y cómo), y de qué cosas debe uno abstenerse.
Estos preceptos están constituidos por una serie de reglas que determinan la manipulación y el consumo de alimentos. De esta forma, la cocina kosher es una cocina ritual que implica una supervisión, un control sobre la misma y sobre todos los elementos utilizados. Por ejemplo, la carne se debe faenar de cierta manera (en general la hace un shojet, que es un rabino especializado) y solo se pueden consumir cuadrúpedos rumiantes y con pezuñas partidas.
Respecto de los vegetales, las mismas deben ser lavadas con agua, detergente y vinagre, ya que no se puede ingerir insectos, por eso la verdura debe ser revisada cuidadosamente. Otro precepto prohíbe el consumo de aves de rapiña. Es que no se puede comer sangre porque en cierta forma uno se “animaliza”, se vuelve más irracional.
¿Conocías estos preceptos alimentarios?
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