“El descubrimiento de un plato nuevo aporta más a la humanidad que el descubrimiento de una nueva estrella”, afirmó en el siglo XVIII Jean-Anthelme Brillat-Savarin, uno de los mayores cocineros de la historia. De hecho, fue rellenando un pollo que Francis Bacon, padre de la ciencia moderna, mostró cómo los alimentos podían conservarse por más tiempo mediante el frío y la sal.
“Siempre hubo una relación dinámica entre la cocina y la ciencia. Al principio, la ciencia era una nueva manera de entender y explicar la cocina, pero también se tejieron relaciones de manera casual”, sostuvo el especialista italiano Massimiliano Bucchi.
Como muestra de ello están los descubrimientos del científico francés Luis Pasteur, quien casualmente encontró la cura del cólera gracias a que “olvidó” durante semanas de revisar un grupo de pollos vivos que había inoculado con microbios. También al olvidarse un plato de lentejas sin lavar, hecho que le permitió confirmar que la acción de los microorganismos generaba la fermentación, y no un proceso químico.
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