En materia de barras, la Argentina se ha ido sofisticando cada vez más. No es de sorprender que grupos de amigos aficionados a la barra discutan acerca de las virtudes del Negroni Sbagliatto o que duden sobre las ventajas de reemplazar el Triple Sec por el Cointreau en un Tom Collins.
Dentro del universo de highballs y mezcladoras se está rescatando la figura de un clásico moderno llamado French 75. Todo comenzó con una movida que hizo el Café Arroyo del desaparecido Hotel Sofitel para rescatar algunos tragos clásicos del olvido.
Este trago que forma parte de la coctelería universal tiene una historia singular. Se inventó en el Harry’s Bar de París en 1915 gracias al talento de Harry Mac Elhone, y su nombre remite a una pieza de artillería de 75 milímetros, larga y fina, pero que hacía estragos, porque se servía en una copa flute de champagne.
No es ni más ni menos que una mezcla de gin (inglés) y champagne (francés), aliados que combatieron codo a codo en las trincheras, con un poco de azúcar y jugo de limón. La potencia del trago, en apariencia inocuo, también recordaba el poder de la pieza de artillería.
Si bien no es un trago masivo, con la movida de las burbujas en la coctelería, en especial con el desembarco a nivel mundial del Prosecco, que es accesible, el French 75 está empezando a resucitar tímidamente.
“Estamos hablando de un clásico de la coctelería con espumante, anterior incluso al Bellini. Es una receta simple: no deja de ser como un gin sour, gin con limón y azúcar batido, mezclado con un espumante bien helado en una copa. Es un trago interesante, entre otras cosas porque no pierde las burbujas si está bien filtrado, a diferencia del Bellini y otros tragos con pulpa que reaccionan sobre la burbuja y hacen que se pierda. Si bien no figura mucho en las cartas, se lo ve en las barras de hoteles y es primera o segunda opción de los tragos con espumante”, afirma Sebastián Maggi, propietario de Shout y brand ambassador de Johnnie Walker.
A Rodolfo Reich, referente de la coctelería argentina, le gusta, pero tiene otra visión: “Es uno de los clásicos, pero no creo que se lo vea mucho porque los tragos a base de champagne son caros de hacer, por el hecho de abrir la botella y de mantenerla abierta”.
Como sea, el French 75 está empezando a salir de las trincheras, más aún en el verano, donde los cócteles con burbujas son más que apreciados.
¿Habías escuchado hablar del French 75?
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