¿Qué pasa si vas a un restaurant y tenés que elegir el vino, pero no sabés nada sobre el tema? Lo primero que tenés que hacer es buscar entre los más baratos de la carta. Porque si estás en un buen restaurant, seguro que por más económico que sea, la calidad va a ser buena.
Si te da vergüenza elegir uno barato, fijate algún otro cuyo nombre te suene conocido. De última, siempre está la opción del vino de la casa, una manera elegante de evitar hacerte cargo de la elección.
Ya lo elegiste y ahora llega el momento en que el mozo o el sommelier te lo sirve en la copa para que lo degustes. Lo primero que tenés que hacer es observarlo. No con demasiado detenimiento, pero sí dedicale un par de segundos a mirar su color. La crítica británica Jancis Robinson te da un tip: “Aleje la copa e inclínela, idealmente contra un fondo blanco o claro. U Observe el color del vino en el centro y también en el borde”.
A continuación, tu degustación pasa a la parte olfativa. Agitá levemente la copa para oxigenar el vino, introducí todo lo que puedas tu nariz adentro de la copa y aspirá. Por lógica, tenés que oler que el vino esté bien y tenga rico aroma, nada ácido ni alcohólico.
El paso siguiente, ante la atenta mirada del mozo o sommelier y el resto de tu mesa, es probarlo. Tomá un sorbo y degustalo en la boca. Si ves que está bien y que no tiene sabores agresivos, acto seguido le das la aprobación al camarero con un “está bien”, para que él pueda servirlo a todos los comensales.
¿Te toca en general elegir y probar los vinos en el restaurant?
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