Los argentinos no son muy aficionados al consumo de pescado. Pero existe una serie de pescados grasos que son sencillamente exquisitos y que en buena parte del mundo se sirven como aperitivos. Cucinare te cuenta cuáles son y cómo se preparan.
#1. Arenques. Son muy populares en los países nórdicos y en Europa Oriental. Son peces marinos ricos en aceite, una de las especies más abundantes que existe, que además son pescados ampliamente en todo el mundo, lo que lo transforma en un alimento de bajo costo. Como se descomponen rápidamente, es imprescindible consumirlos lo antes posible cuando son frescos o salarlos o enlatarlos; por lo general la industria los sala, luego los desala y los empaca con pimienta en grano, laurel, mostaza, eneldo y cebolla. El filé de arenque en salmuera y ahumado, ya sea sólo o con crema agria y pickles, es uno de los frutos de mar más exquisitos e intensos que se puedan probar.
#2. Boquerones. ¿Qué sería de la gastronomía española sin los boquerones? ¿El famoso tapeo sería el mismo? Estos pequeños peces pertenecen al género de los Engraulidae, que se componen de 140 especies. Cabe mencionar que la anchoa y el boquerón son el mismo animal, cuya denominación cambia según sea el método de elaboración. Son peces grasos que se encuentran en las aguas de los océanos Atlántico, Pacífico e Índico, por lo general en aguas templadas. La forma tradicional de servirlos es con una maceración en vinagre, sal, ajo, perejil y aceite de oliva, aunque también se los come rebozados en harina y fritos en aceite de oliva, a la manera de los cornalitos. Se suelen servir como tapa, ración o media ración, acompañados de alcaparras, aceitunas y abundante ajo. Los expertos coinciden que lo mejor para armonizarlo es una buena cerveza.
#3. Sardinas. Son peces estrechamente emparentados con los arenques y objeto de culto entre los gourmets. Si uno elige comerla fresca se la puede hacer entera, en filé o eviscerada. Una sardina fresca apenas asada en un verdadero banquete, sobre todo si tiene un poco de sal y unas gotas de lima. Según la gastronóma Niki Segnit, a diferencia del limón, la sardina “tiene una cualidad picante que le da ventaja en las especies más suculentas. Un pequeño chorrito hará resaltar la dulzura de la caballa frita o las sardinas a la brasa”. La otra forma de comer las sardinas es enlatadas. Cucinare escribió previamente acerca de las bondades de estas conservas, pero baste decir que hay gente que paga pequeñas fortunas por latas de sardinas vencidas porque estas ganan en suculencia, melosidad, intensidad y sabor.
¿Probaste alguno de estos pescados?
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