El lado gourmet de los piratas
Bucaneros y filibusteros no sólo acechaban galeones, sino que dejaron huella con su cocina de a bordo.
Si pensabas que los piratas vivían malviviendo, alimentándose a base de guisotes de a bordo y empinando una botella de aguardiente o ron, estás equivocado. Sucede que, durante varios siglos, bucaneros y filibusteros asolaron el Nuevo Mundo en busca de riquezas, en particular el Mar Caribe, que era donde se concentraba el tráfico comercial del Imperio Español. Estos marinos, que llegaron a ser legión, desarrollaron su propia cocina en consonancia con el ambiente en el que vivían.
Hay que tener en cuenta que el Mar Caribe estaba poblado por nativos y españoles conquistadores, sin duda, pero también había esclavos traídos desde África, franceses, ingleses y holandeses, entre otros, cada uno de ellos con sus hábitos y culturas, lo que hizo de esta región un auténtico puzzle culinario.
Los malhechores cuentapropistas que navegaban por esas aguas eran filibusteros (“que se hace del botín libremente”), solían flanquear las costas en busca de riquezas, y los bucaneros (el nombre proviene del término “buccan”, técnica que usaban los habitantes de Haití para ahumar carnes), ahumadores que vendían carne a los europeos que se dedicaron al pillaje luego de que la Corona Española los castigara severamente por no pagar impuestos.
Estos piratas fueron muy hábiles para crear una cocina propia según los elementos que disponían en función de sus incursiones. Tomaban ingredientes locales y los cocinaban tanto en tierra como a bordo. De estas experiencias y del saber de las tripulaciones, muchas de ellas bastante cosmopolitas en cuanto a su conformación, salieron platos como:
#1. Pollo ahumado con limón verde. Tanto el pollo como el limón son dos aportes europeos a la cocina de las Américas, productos que, dicho sea de paso, se adaptaron perfectamente al continente. El pollo era ahumado con la fina técnica que habían desarrollado los bucaneros, y se aderezaba con sal y limón, verde, una receta sencilla pero muy tentadora.
#2. Bacalao desmigado. El bacalao era un excelente producto para llevar en la bodega de un navío, ya que al estar salado podía conservarse durante mucho tiempo. En este caso, una vez desalado se desmenuzada y se comía con cebolla, cebolla de verdeo, perejil, tomillo y dientes de ajo, además una vinagreta hecha con limón y chiles. La costumbre era comerlo con los dedos.
#3. Cerdo al palo. No podía faltar esta preparación habiendo bucaneros de por medio, cuya especialidad era asar y ahumar este animal. Cabe recordar que el cerdo también es originario de Europa, muchos de los cuales crecieron de forma salvaje cuando los españoles ocasionalmente abandonaban sus colonias en las islas del Caribe.
#4. Salmigondis. Actualmente en francés significa “mescolanza de carnes”, un término ciertamente peyorativo, pero en aquel entonces se refería a una especie de ensalada hecha con lo que se tenía a mano pero que solía llevar anchoas, alcaparras o cebollas en vinagre.
#5. Ragú de tortuga. Hoy las tortugas marinas están en extinción, pero en ese entonces abundaban y estaban al alcance de las tripulaciones, que no dudaban en emplear su carne para prepara deliciosos ragús. Pero no sólo pecaban por exotismo al comer a estas tortugas proveedoras de carey, sino que además le hincaban el diente a presas como loros, tiburones y pez espada.
¿Conocías los talentos culinarios de los piratas?
Author: Cucinare
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