abril 15, 2019
Una polémica donde todos opinan.

Marcelo Longobardi fue uno de los primeros que salió a criticar la calidad del café que se sirve en muchos de los bares de Buenos Aires. Para el célebre periodista, los argentinos tomamos el café “quemado”.
Una opinión a la que se sumó recientemente la BBC, que se preguntaba lo mismo en un artículo titulado “Por qué el café es tan malo en Buenos Aires, la ciudad de las cafeterías más bellas”.
“El café que se encuentra en las cafeterías más populares de Buenos Aires es amargo y necesita adición de azúcar o leche y acompañamiento de soda o agua para evitar escalofríos. Es, en una palabra, feo”, sostiene el periodista del medio británico que hizo una recorrida por los bares porteños.
En la visión de Nicolás Artusi, periodista especializado que acaba de publicar Manual del Café, la situación tiende a mejorar.
“Los argentinos tomamos muy mal café, un café por lo general comprado a Brasil, que se importa a granel, sin distinción de calidad ni de origen. En los hogares tomamos café instantáneo o torrado, que es el café que se tuesta con azúcar. En los bares tomamos quemado, sobreextraído o lavado”, comienza explicando el experto.
Y prosigue: “Pero hace 10 años atrás no existían las ‘cafeterías de especialidad’, que es como se las llaman a las cafeterías gourmet, porque venden café especial, y hoy solo en el Área Metropolitana de Buenos Aires ya son casi 70. Entonces, de a poco se va instalando esta cultura del café, la inquietud por tomar buen café, por saber reconocerlo, por catarlo, por quejarse cuando está demasiado lavado o quemado, cuando es un jugo de paraguas o un vasito de petróleo. Así que los argentinos estamos aprendiendo, pero tenemos por delante un desafío muy grande porque además seguimos tomando poco café y malo, solo un kilo por habitante por año, y eso en comparación con otras bebidas que consumimos es muy poco”.
¿Coincidís en que el café que se toma en Buenos Aires es feo?
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