La oferta gastronómica en materia de bares no se reduce a hamburgueserías e irish pubs donde la gente va en remera. Hay una categoría de locales que, lejos de ser masivos, cultivan una estética retro, sobrevivientes de otra época, donde da gusto acodarse para tomar un buen trago.
Te contamos cuáles son:
#1. Library Lounge. El Hotel Faena hace un culto de la iconografía kitsch, aunque el Library Lounge, la barra de la casa, es la excepción, un espacio ideal para lucir un saco de hilo peruano o el clásico navy blazer cruzado, con un libro de Oscar Wilde en la mano. Este bar con aires de club inglés es un canto a la Inglaterra victoriana, con sus sillones Chesterfield, cuadros, alfombras, candelabros clásicos y la extraordinaria barra que forma parte de una biblioteca. La coctelería es sencillamente excelente y, si uno quiere descontracturarse un poco, tiene la pileta con desborde a un paso del bar.
#2. The New Brighton. Está ubicado en el solar de lo que fue la sastrería del tout Buenos Aires, donde los caballeros se surtían de ropa de etiqueta. Luego supo ser Clark’s de Sarmiento y actualmente se llama The New Brighton (un guiño a la antigua sastrería). Afortunadamente se conserva el ambiente original, con boiserie y columnas rematadas por capiteles corintios de bronce. La barra, larga e imponente, es de cedro y no falta el piano de cola que suena con regularidad. La carta de tragos es clásica, quizás demasiado… En síntesis, este es un pequeño secreto que sólo conocen los mayores de 40 años.
#3. The Oak Bar. ¿Qué tal tomar un cocktail entre paneles de boiserie de un castillo normando del siglo XV? Es una experiencia que se puede llevar a cabo en el Oak Bar del Park Hyatt Duhau. Parece que ser que la viuda del antiguo señor del castillo se vio obligada a vender parte de su mobiliario, que Luis Duhau trajo a la Argentina a fin de decorar su palacio. Los paneles tienen una gran variedad de diseños tallados, entre los que se encuentran diseños florales flamboyant, flores de lis, figuras medievales y clásicos medallones con perfiles isabelinos. Por otra parte, la antigua caja fuerte del Palacio fue restaurada para salvaguardar una selección de las mejores bebidas. En el bar se sirve una amplia variedad de bebidas como whiskies escoceses, cognacs, cocktails y martinis. Es el ambiente perfecto para disfrutar de un puro o un cognac luego de una señorial comida.
#4. La barra del Claridge’s. La planta baja del Claridge’s (hoy en manos de Eurostar), bien podría ser unos de esos clubes británicos que hay sobre Pall Mall o St. James. Tiene un inconfundible aire Tudor, con sus coloridos vitraux, apliques de bronce y paneles de petiribí. En la trasera, barra donde supo estar la talentosa Paola Zaragoza, se siguen preparando Dry Martini (trago emblema de la casa), Negroni y Manhattan.
#5. Chabrés. Ex bartender jefe del Claridge, Oscar Chabrés supo abrir su propio negocio en la calle Maipú, y hace alrededor de un año se mudó a las inmediaciones de la Plaza San Martín, frente al hotel Plaza (hoy cerrado). Chabrés hizo la carrera al viejo estilo, empezando de abajo, y de a poco se fue haciendo un nombre entre la coctelería local. Se lo conoce por su talento a la hora de mezclar, pero también por su habilidad en la mise-en-place. Su nuevo local tiene paneles de madera oscura por doquier y poca luz (siempre hay que ir noche). Imperdible su repertorio de tragos clásicos.
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