No hasta hace mucho en Buenos Aires, el concepto de lo que era un café no se prestaba a demasiadas interpretaciones: pocillo solo o cortado, doble, lágrima o americano. No había mucho más. Además, el café era simplemente café. A lo sumo el entendido podía diferenciar entre el grano masivo proveniente de Brasil o el más sofisticado originario de Colombia. Y punto.
Pero la cosa cambió y se habla de café de especialidad como moneda corriente, que son cafés obtenidos con diferentes métodos de filtrado elaborados con granos provenientes de los rincones más exóticos del mundo, como Etiopía, Jamaica, Costa Rica o Tanzania.
A este auge de cafeterías reloaded, se acaba de sumar Kissaten. Está oculta a los ojos del público e inauguró a fines de noviembre. El nombre significa “cafetería” en japonés (Jaime, el dueño, es un fanático del país del sol naciente), y hace honor a su nombre porque el estilo es completamente minimalista.
Para ingresar hay que cruzar el también novel bar de vinos ProVinCia y subir una escalera de madera que desemboca en el salón, donde prima el color blanco. Tiene dos ventanales con vista a Arroyo y Esmeralda y su capacidad es de 16 comensales. La carta está dividida en tres secciones: Negro, Con Leche y Frío. Entre los primeros preparan espresso, doble espresso y americano, todos ellos salen de una apolínea Simonelli Aurelia, recién traída de Italia.
Pero lo interesante es que cuentan con sistemas de filtrado v60, Aeropress, Chemex y Prensa Francesa. Entre los cafés con leche, que han recuperado prestigio (Balzac afirmaba que la leche en el café era propio de gente ordinaria), ofrecen cortado, capuccino, latte, flat white y Mocca, mientras que en los Fríos hay cold brew, espresso doble, latte, espresso tónica y affogato.
Otra característica de la casa es que tuestan sus propios granos en una máquina de tostar Coffee Tech y, si bien están comenzando con el proceso (ya comenzaron con Colombia), van a incorporar cafés de Costa Rica, Bolivia y Brasil. Uno de los activos de la casa es Valeria, la barista, con experiencia previa en el vecino The Shelter.
Para acompañar los cafés hay alfajores caseros, budines, cookies y unas crackers saladas de queso parmesano. La oferta es limitada porque quieren concentrarse exclusivamente en la oferta de café de alta gama. El negocio es promisorio porque la demanda de este tipo de especialidades en la zona es bastante elevada. Abre de lunes a sábados de 10 a 18.
Este plato puede tener buenas versiones con este tipo de carnes más económicas.
El parmesano de Quesos Migue se llevó la medalla de oro en los World Cheese…
Mercado Fusión se desarrollará el 23 y 24 de noviembre en la plaza de las…
El local del barrio porteño de Chacarita recibe a su público este viernes 22 de…
Los declaró ilegales porque los productos no pueden ser identificados como elaborados en lugares habilitados.
Saúl Lencina llega a Buenos Aires para ofrecer sus platos el próximo 6 de diciembre…