Si te apasiona tomar vino, se lo debés a tu genética
Enterate por qué los genes tienen mucha incidencia en el gusto por los vinos.
Para la mayoría de los amantes del vino, poder disfrutar de un buen tinto, blanco, rosado o espumante es una cuestión de gustos, principalmente generados a partir de un hecho cultural. Porque la posibilidad de probar vino depende en gran parte del hábito y las costumbres que existen en distintas partes del mundo con respecto a que el vino es un acompañamiento de las comidas, o de reuniones sociales.
Sin embargo, para la ciencia también hay un aspecto genético detrás de este gusto por el vino. Eso significa que la cultura y las costumbres sociales no pesarían tanto como la predisposición genética de cada uno. Por lo que serían los genes quienes determinan si te gusta o no tomar vino.
Es más: existen genotipos que predisponen a consumir alcohol, y a provocar alcoholismo. Por ejemplo, uno de los genes que definen si a una persona le gusta o no el vino es el gen PROP, que permite distinguir el sabor de una de las sustancias que conforman el vino, el 6-n-propylthiouracilo.
Para algunos, el sabor de este gen es extremadamente amargo, lo que hace que el vino les resulte desagradable. En cambio, para otro es delicioso, y eso los condiciona a poder disfrutarlo. Por eso, los científicos consideran que, de acuerdo a tu conformación genética, te va a gustar o no el vino.
¿Creés que el gusto por el vino tiene un origen genético o cultural?
Author: Cucinare
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