Todo el mundo sabe qué es una lunchera, más aún si tiene chicos. Pero son pocos los que alguna vez escucharon hablar de las cajas de bentō. ¿Qué son? Ni más ni menos que luncheras japonesas, tradicionalmente hechas de madera laqueada, pero portadoras de una historia, tradición y viandas que merecen ser narradas.
No hay acuerdo sobre el origen de la palabra bentō. Algunos afirman que el nombre es de origen taiwanés y significa “conveniencia”. Otros estudiosos creen que fue acuñado por un comandante militar llamado Oda Nobunaga durante el siglo XVI a fin de nombrar a la gran cantidad de raciones que distribuía entre la guarnición que habitaba su fortaleza. A pesar de que el nombre sigue siendo un misterio, las cajas bentō comenzaron a usarse en Japón hace casi mil años.
Durante el Período Kamakura (1185-1333), cuando los japoneses salían a trabajar, llevaban comidas secas llamadas hoshi-ii, que por lo general consistía en una pequeña bolsa utilizada para almacenar arroz deshidratado que se comía seco o, en el mejor de los casos, rehidratado. Pero fue durante el período Azuchi-Momoyama (1568-1600), cuando aparecieron las clásicas cajas bentō laqueadas de madera.
Durante la era Edo (1603-1868), las cajas bentō se volvieron populares. Turistas y viajeros llevaban cajas de bentō, especialmente si planeaban ir a un teatro o participar en alguna actividad al aire libre, como picnics y excursiones. Los viajeros portaban koshibento (una caja de bento colgada de la cintura), que solía incluir bolas de arroz, castañas, mariscos, champiñones, encurtidos y brotes de bambú. Como sucede a menudo en Japón, el bentō se codificó en una serie de libros y guías para la creación y organización de un almuerzo “portátil”.
Con el período Meiji (1868-1912) llegó el sistema ferroviario japonés y muchos comerciantes comerciaron cajas de bentō en locales cercanos a las estaciones de tren. Durante la siguiente etapa, en el período Taisho (1912-1926), el bentō se convirtió en un símbolo de disparidad de la riqueza. Sucedió que, durante la Primera Guerra Mundial, muchas familias pasaron por dificultades debido a las malas cosechas.
Las cajas bentō se volvieron menos accesibles, ya que las personas adineradas eran las únicas que podían permitirse llevarlas al colegio o trabajo. En ese momento, el aluminio era el material más moderno para las cajas, especialmente porque a la distancia se parecía a la plata, lo que dadas las circunstancias produjo un fuerte rechazo contra esa estética, cuya consecuencia fue una mala reputación hacia los nuevos y brillantes recipientes metálicos, e incluso se las prohibió en algunas escuelas.
Fue recién a fines de la década de 1970 que las cajas bentō nuevamente pudieron ganar popularidad debido a la caída de los precios gracias al auge comercial en Japón, y tanto los materiales empleados como su contenido son de lo más variado. Recientemente, el bentō se ha transformado en un auténtico arte culinario, ya que mucha gente joven realiza creativos diseños con las viandas que elaboran; algunas cajas tienen bolas de arroz decoradas con osos pandas, así como hay cajas de bentō con arte de manga y animé.
Más allá de la interesantísima historia de esta vianda, Cucinare consultó a Sergio Asato, presidente del Club Gastrojapo, que se refirió al bentō: “Generalmente tiene un poco de pollo a la plancha, carnes salteadas o pescado a la plancha, además de ensaladas, alguna fruta, tsukemono (pickles), una gran ración de arroz y sopa misoshiru (de miso). Se prueban los distintos sabores, pero lo que uno lo sacia es el arroz”.
“En Japón es muy común que las madres se levanten temprano para preparar el bentō para que los chicos lo lleven al colegio, o el marido al trabajo. Y suelen competir para ver qué chico lleva el más lindo, y las madres suelen hacerlos con formas de personajes muy divertidos. Cuando en el trabajo uno tiene una novia nueva y le prepara el bentō con mucho amor y corazoncitos, suele ser motivo de burla entre los colegas”, cuenta Asato entre risas, y finaliza diciendo que “en Argentina algunas casas tradicionales como Ichisou o Kitayama preparan bentō para los ejecutivos japoneses”.
¿Habías escuchado hablar de las cajas de bentō?
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