Una imagen muy común es ver a turistas, en particular de los Estados Unidos, paseando con una botella de agua en la mano, casi como un sello de identidad. O al menos así era hasta ahora. Porque sucede que la botella de PET está siendo paulatinamente reemplazada por otra botella, por lo general vistosa y hecha de aluminio, con la ventaja de que es reutilizable. Estas botellas son el nuevo grito de la moda en el Hemisferio Norte y también se ven en vidrieras y anaqueles de los comercios porteños. Pero ¿qué son exactamente estos artilugios que de a poco se están dejando ver?
En cuanto a la tecnología, estas botellas cuentan con dos paredes de acero inoxidable con un vacío en el medio que evita la condensación y la transferencia de calor hacia el exterior de la botella, manteniendo las bebidas calientes o frías durante un buen lapso de tiempo. Pero además de ser eficiente para su propósito, estas botellas tienen una buena cuota de diseño, tanto en las formas como en los colores y estampados; en pocas palabras es un objeto que dice mucho del dueño, algo similar a lo que ocurre con la funda del teléfono celular.
Cucinare consultó a Horacio Bustos, sommelier de aguas, para saber qué opinión le merecen estos novedosos recipientes: “No tuve oportunidad de emplearlos, pero sé que existen distintos tipos. Al no poder catarlos desconozco lo que provocan, sensorialmente hablando. También tengo entendido que tienen un precio elevado, pero en contrapartida es todo un logro que se reduzca el uso del PET. Como sea, la hidratación, más allá de la cata, es una gran cosa. Pero te repito, debería experimentar cómo se comportan este tipo de envases”, concluye el experto.
¿Cómo empezó esta moda? En sus comienzos, eran objetos empleados por deportistas y montañistas, ya que ellos necesitaban mantener líquidos a una temperatura adecuada. Pero debido al cuidado del medioambiente y a la campaña vigente para moderar el consumo de botellas de agua descartables, las botellas de aluminio de doble capa se convirtieron en un símbolo ecológico, bandera que está tomando la Generación Z. Fue así como las marcas Hydro Flask, Yeti, S’well y Klean K, entre otras, explotaron, y en buena medida gracias a la adopción que hicieron los más jóvenes.
Porque además de los múltiples diseños, tamaños, materiales (el plástico está mal visto) y colores en oferta, algunas se pueden personalizar, ya sea pegándole etiquetas, eligiendo el sistema de vertido de líquidos, o agregándoles fundas. Hasta acá todo bien, pero hay otra variable a considerar y que actúa como una limitante: el costo. Porque estas botellas pueden costar entre 30 y 50 dólares, precio que depende de la marca elegida, motivo por el cual también funciona como símbolo de estatus entre los adolescentes, que al tener uno de estos ejemplares ingresan a una suerte de club muy exclusivo…
¿Habías visto este tipo de botellas?
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