“Eso es pasto, no es comida”. Los que tienen algunos años, seguramente escucharon este mantra en varias ocasiones ya que, para varios integrantes de la vieja guardia, la ensalada contaba con escasa, si no nula consideración.
Afortunadamente se equivocaron y hoy, en los tiempos donde la alimentación saludable pisa fuerte, la ensalada goza de mejor salud que nunca y ocupa las primeras páginas de muchos menúes.
Por eso es que Cucinare quiere compartir con vos los tips a tener en cuenta para que tu ensalada sea sencillamente perfecta y no un compendio de vegetales sin orden ni concierto. Algunos de ellos son:
#1. Hojas verdes. Las buenas hojas verdes suelen ser la base de una ensalada, como la espinaca, lechuga, radicheta o rúcula, entre otras, pero es imperativo que sean frescas.
#2. Color. Santo Tomás de Aquino decía que la primera aproximación del sujeto al objeto se hace por los sentidos. Y, quizás, el primero de los sentidos al abordar un alimento sea la vista, antes que el olfato o el gusto. Por eso, una ensalada cromática, bien emplatada, va a resultar mucho más atractiva que una ensalada monocolor y triste. Por eso es importante jugar con los ingredientes a fin de lograr una presentación que la invite a comer.
#3. Textura. “Es la textura, estúpido”. Parafraseando a Dick Morris, el politólogo que asesoró a Bill Clinton, para que una ensalada sea apetecible tiene que tener textura, se tiene que encontrar relieve al morder sus ingredientes. Por eso es bueno emplear productos como zanahoria cruda, pepino, rabanitos, pimiento, brócoli poco cocido u hojas de lechuga como la capuchina.
#3. Aderezo. No hay ensalada que no cuente con su aderezo, y puede ser desde la clásica mezcla de aceite de oliva, vinagre de vino y sal, hasta acompañamientos más complejos como la salsa que se prepara para la caesar’s salad. Otro tema: por lo general, el aderezo va debajo de todo. La base es el aderezo y el resto se “monta” sobre él, algo que los franceses hace siempre, ya que resulta más fácil de mezclar cuando se realiza (y es aconsejable hacerlo), en un bowl.
#4. Frescura. Una ensalada tiene que armarse necesariamente con productos locales y de estación. Porque es imperativo que sea fresca, sus verduras estén rozagantes y subidas de tono. A pesar de las cámaras frigoríficas no es lo mismo usar tomate en invierno o lechuga francesa en verano, que suele estar mustia.
#5. Proteína. Si uno no es vegetariano, ¿por qué no agregarle un poco de proteína a la ensalada, de forma de complementarla nutricionalmente y hacerla más rica? Se pueden usar tiras de carne vacuna o de pollo, salmón o algún otro pescado ahumado, como trucha o pejerrey, panceta, huevo o atún, este último un excelente comodín, fácil de combinar y muy sencillo de usar.
#6. Legumbres. Las legumbres son sencillamente extraordinarias, por ricas, nutritivas, saludables y saciadoras. Y, además, son baratas, tema no menor en los tiempos que corren. No siempre pueden incorporarse a una ensalada, pero, ¿por qué no probar con lentejas, alubias o garbanzos?
¿Cómo acostumbrás a preparar tu ensalada?
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