Las secuelas de la pandemia se están haciendo sentir, muy especialmente en el rubro gastronómico. Se estima que hasta un 40% de los establecimientos de este tipo podrían llegar a cerrar sus puertas en el corto plazo.
Pero lo más triste es que hay lugares emblemáticos que, sin esperar a la reapertura, se vieron obligados a bajar las persianas. Es lógico, porque si en condiciones ordinarias la gestión de un restaurant tiene los números muy ajustados, lo es más con la estrepitosa caída de la facturación que aparejó la cuarentena.
Hace pocos días atrás cerraron dos bodegones con muchos años de trabajo en la espalda, muy queridos por su público. Se trata de El Trapiche y de El Rey del Vino, ambos separados apenas por una cuadra de distancia.
El Trapiche, por cuyas mesas pasaron personajes como el ganador del Oscar Adrien Brody, y Diego Maradona, entre otros, era conocido por sus generosas porciones de cocina porteña. El bodegón se despidió desde su cuenta de Instagram con la siguiente esquela: “Señoras y señores, desde una cuenta familiar, les compartimos que hemos concluido un ciclo de más de 30 años. Los vínculos que se han generado en esta historia componen a la gran familia que somos. Lo hemos concluido junto a los trabajadores que han representado al Trapiche hasta el último día, ellos han sido muy comprensivos, nos han acompañado y los acompañaremos”.
El mensaje prosigue diciendo: “Extrañaremos dichos vínculos eternamente, nos conocimos a los abrazos, nos hemos querido, admirado (por lo que cada uno hacia por su familia), nos hemos tenido mucho cariño y no los vamos a olvidar nunca, les estaremos eternamente agradecidos a nuestros empleados, ellos han sido El Trapiche. Por suerte gracias a una serie de protocolos que nos juntaron de a pequeños grupos, hemos podido despedirnos a los codazos y hasta lágrimas”.
Y finalmente dice: “Extendemos el agradecimiento a nuestros clientes, con los que todos hemos tenido relaciones muy lindas, gracias por invitarnos a sus fiestas!!! Nos despedimos, El Trapiche es más que un bodegón y una esquina, es todo aquello que hemos vivido juntos, todo lo compartido, todo lo comido, y todo lo soñado. Gracias gente por el eterno amor que hemos construido en estos 30 años”.
Por su parte. El Rey del Vino, con 22 años de rodado, sito en una importante esquina de la Av. Juan B. Justo y Paraguay, también dio el punto final. Era célebre por el lomo entero acompañado de ajíes, el lomo con salsa portuguesa y su excelente matambre con ensalada rusa. Su amplio salón y el buen servicio de mesa eran otros de sus rasgos distintivos.
El restaurant se despidió con esta misiva: “Después de 22 años de trabajo nos tenemos que despedir de ustedes. Lamentablemente, la situación conocida por todos nos dejó en una condición muy complicada y, a pesar de todos nuestros esfuerzos, no pudimos seguir. Muchas gracias por estar con nosotros estos años, por elegirnos y encontrarnos cada vez que fue posible. ¡Los vamos a extrañar mucho!”.
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