Cuchillos relucientes de acero y molibdeno, robots culinarios de última generación, tostadoras que parecen naves espaciales… En muchas cocinas se ven los más sofisticados utensilios y gadgets. Pero pocas pueden competir contra la belleza espartana que tiene una cuchara de madera, que cuanto más usada esté, tanto más llama la atención. Además, la madera dura años o incluso décadas, y es uno de los materiales más versátiles con los que se puede fabricar un utensilio de cocina.
A pesar de esto, las cucharas de madera parecen haber caído en desgracia en las cocinas domésticas. Raramente hay más de una (si la hay), en la maraña de utensilios entre las que se encuentran cucharas y espátulas, sí, pero elaboradas con otros materiales como plástico y siliconas. Algunas se hacen con maderas blandas, como sauce, tilo o abedul, aunque en la Argentina son famosas las elaboradas con madera de manzano.
Y son muchos los que ignoran las razones por las que las cucharas de madera son mejores que el resto, empezando por una razón histórica: las cucharas son anteriores a los tenedores por miles de años y vienen desde el Paleolítico. Las primeras versiones conocidas consistían en pequeñas piezas de madera empleadas para ayudar a recoger alimentos que no eran lo suficientemente líquidos para tomar directamente de un tazón.
Desde el momento de su invención, la cuchara de madera ha sido parte integral de una impresionante variedad de tradiciones culturales. Según Charles Panati, conocido divulgador científico autor de Extraordinary Origins of Everyday Things, se han descubierto cucharas de madera junto con versiones de oro y plata en las tumbas de los antiguos egipcios, lo que indica que sus dueños las vieron lo suficientemente útiles como para ser consideradas esenciales, incluso en el más allá.
A fines del siglo XVIII en Gran Bretaña y modo de sorna, se entregaban cucharas de madera como premio a los estudiantes con los peores resultados académicos, hasta el día de hoy, los “premios de cuchara de madera” todavía se otorgan al equipo con el peor récord deportivo, sobre todo a las tripulaciones de yachting.
Pero yendo a la cocina propiamente dicha, tan larga y variada como es su historia, la versatilidad y durabilidad de la cuchara de madera es lo que hace que valga la pena usarla. Las cucharas de madera no se calientan rápidamente a temperaturas de escaldadura, no reaccionan químicamente con alimentos ácidos ni rascan ollas y cuencos, como lo hacen sus contrapartes de metal.
No se derriten ni filtran productos químicos o sabores extraños en los alimentos calientes como lo hace el plástico. Dura para siempre, se ve igual en casa en una cocina que en una mesa de estilo familiar bellamente decorada, y además se ven mejor con la edad.
¿Tenés tu propia cuchara de madera?
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