Las dificultades para circular por la vía pública en tiempos de pandemia ya son conocidas. Son muchas las restricciones y los ciudadanos que trabajan en la calle son los más golpeados por estas limitaciones.
Pero las consecuencias que vivió Tomás, un joven vendedor de churros que trabaja en la ciudad de Bariloche, provincia de Río Negro, fueron bastante más allá: la Policía lo detuvo porque todavía permanecía en la vía pública luego del horario permitido, lo multaron por $ 3.000 y la decomisaron la mercadería, unas 5 docenas de churros.
Además de la mercadería, Tomás se quedó sin su canasta ni el banco donde la apoya para la venta de churros, a la vera de la ruta. En diálogo con Radio Seis de Bariloche, el trabajador aclaró que nunca recuperó nada y que lo único que quiere es trabajar. También aseguró que desde la intendencia de la ciudad rionegrina le prometieron que no le iban a cobrar la multa.
Conocida la noticia a través de las redes sociales, la famosa Churrería El Topo aprovechó para hacer una interesante propuesta:
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