“Lo tomo si estoy alegre y si estoy triste. A veces lo tomo en soledad; estando en compañía me parece obligatorio. Me entretengo con él si no tengo apetito y me sacia si tengo hambre. Por lo demás, no lo pruebo… salvo si tengo sed”. Esta máxima atribuida a Madame Lily Bollinger, hace apología del consumo de champagne que la señora consumía con extrema regularidad.
Más allá de la devoción por las burbujas de esta grande dame, es cierto que los vinos espumosos en general y el champagne en particular son bebidas versátiles, festivas y que lograron hacerse un importante espacio en las preferencias de los consumidores de todo el mundo.
Pero la efeméride que interesa a los fanáticos de las burbujas hace ya unos años se celebra el Día Internacional del Espumoso, motivo por el cuál el viernes 23 se podrá descorchar con inusual alegría.
Sin embargo, es sabido que no todo lo que burbujea es lo mismo, y así como existen espumosos, donde el gas se consigue haciendo que haya una segunda fermentación dentro de la botella cerrada, también existen espumantes, aquellos que tienen gas añadido. También se diferencian, al menos en la Argentina, según los gramos de azúcar residual por litro, lo que dará mayor o menor dulzor en boca, y se clasifican en:
#1. Nature: menos de 3 gramos.
#2. Brut Nature: menos de 7 gramos.
#3. Extra Brut: menos de 11 gramos.
#4. Brut: menos de 15 gramos.
#5. Demi Sec: entre 15 a 40 gramos.
#6. Dulces: más de 40 gramos.
¿A qué temperatura se sirve un espumoso? La temperatura ideal de servicio es entre 6° y 8°, lo que permite disfrutar su frescura, aromas, y logra una sensación más placentera en boca.
Otro tema es el descorche. Según la enóloga Lorena Mulet, “para descorchar un espumoso primero hay que aflojar el rulo del bozal, tener la botella siempre inclinada a 45°, sostener fuertemente el corcho junto al bozal y, por último, girar todo el cuerpo de la botella”.
Es importante servir el espumoso en el momento de tomarlo, sino perderá su efervescencia. Para eso, sujetar la botella por la parte inferior colocando el dedo pulgar en el hueco de la base. Luego, sostener la copa, que debe estar ligeramente inclinada, y servir el espumoso haciendo que se deslice por la pared de la copa.
Para quienes no suelen consumir toda la botella, su recomendación es que consigan un champagne stopper: “De esa manera se mantienen las burbujas en perfecto estado, pudiendo consumir una botella en dos o tres días. Es un elemento clave y hay varios modelos en el mercado”, concluye Mulet.
Finalmente, para celebrar esta fecha, Cucinare te recomienda tres de los mejores exponentes que se producen para el mercado de alta gama local:
#1. Progenie I. Se trata de un espumoso Brut Nature, elaborado por el método tradicional o champenoise, que consiste en la toma de espuma realizada por una segunda fermentación en la botella, 60% de uvas Pinot Noir y Chardonnay: 40%. Fue cosechado manualmente en cajas de 18 kilos el 2 y 3 de febrero para Chardonnay y Pinot Noir respectivamente.
Este vino, pasado el primer invierno, es puesto en botellas para iniciar la segunda fermentación, y luego permanece en contacto con sus lías por 36 meses antes de ser degollado, luego permanece en estiba durante 3 meses más para luego comenzar con su comercialización. Es de color cobrizo tenue, perlage fino y elegante, persistente formación de corona, y en nariz presenta gran complejidad aromática debido a su larga crianza sobre lías. En boca tiene una acidez que le brinda profundidad.
#2. Cruzat Millésime 2014, Blanc de Blancs. Esta maravilla fue elaborada con uvas de la variedad Chardonnay proveniente de IG Gualtallary, Mendoza, y tuvo una crianza de 80 meses sobre lías. Con el trabajo de enología a cargo de Pedro Rosell y Lorena Mulet, sólo se produce en añadas excepcionales. Lorena Mulet, enóloga de la bodega dice que “el objetivo de este proyecto es contar con vinos de muy alta calidad, que logren expresión de la añada, así como también de aromas, sabores y características sobresalientes y que, sobre todo, tengan la estructura que soporte una buena evolución por muchos años. Todo esto se logra en vendimias muy excepcionales y fue en 2014 que logramos la calidad buscada nuevamente”.
Se trata de un espumante de fino color dorado con destellos verdosos. En el aroma sobresalen notas a frutos secos como avellanas y almendras, diferentes especias entre ellas canela, vainilla y menta, sutiles notas a pan tostado y levaduras. Esta complejidad se logra con el contacto del espumante con las lías en la botella, que además aporta una suave cremosidad en el paladar. Es elegante, con muy buena estructura y persistencia en boca. Sólo hay 12.000, a un precio de $ 2.900 cada una.
#3. Rosell Boher Grand Cuvée Millésimée 2014. Otro de los grandes espumosos que se sube al podio de los mejores. Está elaborado 85% Pinot Noir y 15% Chardonnay de la Finca Los Árboles en Tunuyán, a 1.250 MSNM, en el Valle de Uco, Mendoza. Este espumante Brut se desarrollo bajo el método tradicional o champenoise, respetando un tiempo sobre borras mínimo de 40 meses. Es de color amarillo dorado, tiene aromas a pan tostado, coco, avellanas, vainilla y almendras. Tiene buena acidez y en boca se presenta pleno, con mucho cuerpo e intenso, y se encuentran sabores complejos, de la familia de los lácteos. El largo tiempo de madurez sobre borras finas le incorpora notas de evolución como frutas cocidas, tostados y levaduras de panadería. La botella tiene un costo de $ 2.600.
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