Chiu, un taiwanés de 18 años, quedó en coma tras un accidente de tránsito. Su estado de salud era delicado y su vida pendía de un hilo, pero de un día para el otro, su pronóstico cambió completamente: después de dos meses en coma, Chiu despertó cuando su hermano le dijo que iba a comer su plato favorito: pechuga de pollo frita.
Este joven vive en el condado de Hsinchu, en el norte del país. El pasado mes de julio, Chiu chocó mientras manejaba su moto scooter, resultando gravemente herido. Después de este accidente, debió ser trasladado al centro médico Ton Yen General Hospital.
El director de la Unidad de Terapia Intensiva, Hsieh Tsung-hsin, comentó en recientes declaraciones a TVBS News que Chiu sufrió un neumotórax, hemorragia de la arteria ilíaca común, hemorragias internas por fracturas en la cavidad abdominal y múltiples laceraciones en el bazo, riñón e hígado. Además, la mayoría de sus órganos internos estaban comprometidos.
El joven pasó seis veces por el quirófano, ya que tuvieron que hacerle una craneotomía, laparotomía, nefrectomía del riñón derecho, esplenectomía, embolización bilateral de la arteria ilíaca interna para detener la hemorragia, y enterostomía, entre otros procedimientos.
Los médicos lograron estabilizarlo, pero Chiu cayó en un coma profundo. De acuerdo con la información relatada por la enfermera que lo cuidaba, durante la internación fue un “tira y afloja con el Dios de la Muerte”. Su familia rezaba para que pudiera salir de esa situación.
Pero las palabras del hermano de Chiu fueron el llamado a la esperanza, ya que decidió hablarle y decirle: “Hermano, voy a comerme tu pechuga de pollo frito favorita“. Fue entonces cuando los latidos de Chiu comenzaron a acelerarse, fue recuperando la conciencia de a poco y sus signos vitales se estabilizaron. Para alegría de su familia, los médicos le dieron el alta al cabo de un tiempo.
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