Además de días más cortos y colores ocres, la llegada del otoño regala un abanico de hojas verdes, sabrosas y tiernas. Es que, con los primeros fríos, la lechuga adquiere su mejor expresión, y es por eso que Sueño Verde, la empresa hortícola, celebra el inicio de la estación fuerte de cosecha de lechugas en el Gran Buenos Aires.
Y para ello creó una fecha en clave de humor, el 16 de abril, donde los devotos de la lechuga gozarán de descuentos bienaventurados en sus ensaladas listas para consumir (“Mix de verdes”, “Blend italiano”, “Hojas crujientes” y “Hojas de mantecosa”), sorpresas milagrosas en restaurants, confesiones de cocineros sobre sus pecados con ensaladas y sorteos benditos en redes sociales.
Lo cierto es que la lechuga es el caballo de batalla de las ensaladas. Actualmente existen innumerables lechugas (hay miles de variedades), pero todas emanan de una lechuga silvestre registrada por primera vez hace casi 5.000 años que se originó en Oriente Medio. Los murales egipcios de Min, el dios de la fertilidad, la representan en pinturas alrededor del 2.700 a. C. Además de connotaciones afrodisíacas usaron el aceite de las semillas silvestres para medicina, cocina y momificación. Con el tiempo, los egipcios criaron una lechuga de tipo salvaje para tener hojas que menos amargas y más sabrosas. Las plantas cultivadas eran altas y erguidas, con hojas separadas en lugar de cabezas.
Los romanos, al igual que los egipcios, aprovecharon sus cualidades medicinales, sirviendo una ensalada antes de las comidas para estimular la digestión, y nuevamente después de la cena como ayuda para dormir. Ellos también desarrollaron un tipo de lechuga con el objeto de lograr hojas de mejor sabor; alrededor del año 77 d. C., Plinio el Viejo registró numerosos cultivos de lechuga en su Historia Natural.
En la Argentina se cultiva desde los albores de la Colonia, en las huertas que rodeaban a la naciente ciudad de Buenos Aires. Actualmente es un producto que si bien necesita humedad y soporta temperaturas de hasta -6°C y 30°C, se encuentra todo el año, aunque como se dijo, con la llegada del otoño en el AMBA adquieren todo su esplendor.
“A fines del verano empezamos a sembrar en los campos de Pilar, las lechugas que estamos empezando a cosechar ahora con la llegada del otoño. Los plantines crecen en nuestra nursery durante 30 días donde los regamos con agua de lluvia recuperada de techos de los invernaderos. Cuando alcanzan un tamaño adecuado para pasar a campo, se los trasplanta uno por uno y allí siguen su desarrollo hasta su cosecha”, explica Pablo Maseda, ingeniero agrónomo, socio y responsable de la producción a campo de Sueño Verde.
En el país se comercializan durante todo el año la tradicional lechuga criolla, la morada, capuchina, francesa, hoja de roble y baby leaf. Pero entre la variedad criolla y la mantecosa suman aproximadamente 2 tercios del volumen de lechuga que se comercializa en la Argentina, y según su volumen, la lechuga es la 3ra. hortaliza en orden de importancia (después de la papa y el tomate) y la número 1 dentro del grupo de vegetales de hoja.
¿Sos fanático de la lechuga?
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