El delivery bien podría caer dentro de los pecados capitales, porque el hecho de levantar el teléfono desde el sofá y pedir la comida de tu preferencia, tiene una dosis de comodidad que raya con la pereza. No obstante, el negocio de la entrega a domicilio tiene su lado oscuro, que son los costos, que cada vez están más elevados, al menos en los Estados Unidos.
Es lo que se desprende de una nota de The Wall Street Journal (WSJ), que alerta sobre el tema. El medio especializado en negocios y finanzas cuenta lo que ya se sabe: la pandemia de Covid-19 disparó las ventas de aplicaciones de entrega a domicilio; según la consultora MarketWatch, las cuatro empresas de delivery a domicilio más importantes de los Estados Unidos duplicaron sus ingresos de abril a septiembre en 2020, período en el que facturaron u$s 5.500 millones, contra u$s 2.500 millones durante el mismo período de 2019.
Pero además de realizar más pedidos, el informe sugiere que se está pagando una cifra sustancialmente mayor por los mismos encargos de hace un par de años atrás. Se entendería en la Argentina, donde hay una inflación rampante, ¿pero en los Estados Unidos?
Para comprobarlo, WSJ realizó tres pedidos idénticos en tres restaurants de Filadelfia, utilizando tres aplicaciones diferentes (DoorDash, Grubhub y Postmates), tanto en 2019 como en 2021. El resultado fue que los tres pedidos habían aumentado sustancialmente de precio, tanto en los costos de los alimentos como en la tarifa del servicio (en los Estados Unidos se cobra la llamada tasa de servicio), mientras que las tarifas de envío se mantenían en precios similares.
Un pedido de dos pastas de Applebee’s, a través de la aplicación DoorDash, experimentó un aumento de precio de poco más de u$s 40 a más de u$s 50, gracias a que los costos de los alimentos aumentaron alrededor de u$s 5, y la tarifa del servicio aumentó más de u$s 2.
Un pedido de cuatro comidas Bacon King Sandwich de Burger King, comprada a través de Grubhub, también saltó de aproximadamente u$s 47 a u$s 65, un aumento de casi un tercio. Y esto a pesar de que no hay tarifa de entrega gracias a una promoción que estaba ofreciendo Grubhub. En cambio, los costos de los alimentos eran aproximadamente un 50% más altos, y la tarifa del servicio se había más que triplicado a u$s 5,46…
Finalmente, un pedido de tres tazones de Sweetgreen comprado a través de Postmates, saltó de u$s 40 a más de u$s 55. Aunque la tarifa de entrega era la misma, los costos de los alimentos aumentaron alrededor de u$s 10, y la tarifa de servicio aumentó sustancialmente de u$s 4,84 a u$s 8,10.
El diario también señala que, en algunos casos, el aumento de los costos de los pedidos de entrega proviene de los propios restaurants. Por ejemplo, se informa que los precios de Chipotle son aproximadamente un 17% más altos para la entrega que en el negocio. Como resultado, el diario descubrió que un pedido de Chipotle que costaría u$s 13,65 comprado en el negocio, devuelve a los clientes u$s 15,95 cuando se ordena a través de DoorDash, y eso antes de que DoorDash agregue cualquiera de sus tarifas, lo que elevó el total general aún más. Sin embargo, esos precios más altos del menú en la aplicación también podrían verse como una medida necesaria para ayudar a los restaurants a cubrir lo que muchos consideran que son tarifas de comisión excesivamente altas cobradas por las propias aplicaciones.
La conclusión: pedir delivery es un derroche. Por supuesto que lo es, ya que uno paga de más para que alguien lleve comida a su puerta. Pero si se está tratando de vigilar los gastos, la próxima vez, antes de iniciar la aplicación de entrega, conviene considerar comparar el precio de la entrega con el de take away.
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El evento se realizará el próximo sábado 28 de diciembre en Café Lo-Fi, en Caballito.