Entre las grandes pasiones gastronómicas domésticas, algunas se pueden identificar con más facilidad. Entre las bebidas alcohólicas, el fernet está en el top tres de las preferidas.
Datos de la Cámara Argentina de Destiladores Licoristas sobre la producción de “amargos, bitters y fernets”, indican que el consumo creció constantemente desde 1990, año en el que se produjeron 3 millones de litros de esas bebidas; en el año 2000, 9 millones; en 2010, más de 30 millones, y estudios más recientes indican que se toman más de 50 millones de litros anuales de fernet.
Y entre las golosinas, el alfajor es por excelencia la golosina predilecta. Un estudio publicado en 2020 por la Universidad Nacional de La Plata que toma datos de la Secretaría de Alimentos y Bioeconomía del Ministerio de Agroindustria de la Nación publicados en abril 2018, afirma que la Argentina es el mayor productor y consumidor de alfajores a nivel mundial: se fabrican 900 millones de unidades y se consumen 20 unidades por persona, anualmente.
Aunque pertenezcan a mundos distintos, ¿alguna vez pensaste que estos dos productos podrían unirse en uno solo? La respuesta es que sí pueden y de hecho ocurrió. Estos dos productos tienen un fuerte arraigo en Córdoba, sobre todo el fernet, porque allí es donde nació la marca líder del segmento y se empezó a expandir por el resto del país. Entonces, como no podía ser de otra manera, allí nació AlFerneé, el alfajor que une estas dos tradiciones.
Y por si quedaba alguna duda del lugar que ocupan esta golosina y esta bebida en el cotidiano local, el Senado de la Nación Argentina declaró de Interés Nacional a este alfajor. Sobre este reconocimiento, Gerardo Seghezzi, gerente de Comercialización de la empresa familiar Oki Oki, que fabrica el AlFerneé, afirmó que “fue un honor muy grande, que ayudó a visibilizar e impulsar el alfajor”.
Seghezzi le cuenta a Cucinare cómo nació esta golosina: “La idea estaba dando vueltas hacía mucho en la empresa familiar. Queríamos utilizar la bebida que los cordobeses han adoptado como propia por el alto nivel de consumo en la provincia, y en 2018 lanzamos el AlFerneé, luego de hacer muchas pruebas”.
La empresa de Seghezzi materializó la idea. Sin embargo, Facundo Calabró, conocido como Catador de Alfajores en redes sociales, afirma que “era casi inevitable que apareciera un alfajor con fernet porque los alfajores siempre toman los ingredientes que hay a su alrededor”.
Facundo explica a qué se refiere: “La esencia histórica del alfajor es que en cada región en donde se produce echa raíces, absorbe las peculiaridades telúricas. Sucede desde los orígenes del alfajor en América, se adapta al territorio. Los alfajores de fruta son cordobeses porque en ahí había quintas y porque existía la tradición de los dulces artesanales. Y de alguna manera, el de fernet es como la evolución en ese proceso. El fernet no es una fruta, pero sí es un producto típico de la zona”.
La tradición “alfajorera” en Córdoba es muy grande. Seghezzi considera que la provincia “es un emblema en la tradición de alfajores en el país”. Calabró refuerza la idea: “Si uno lee periódicos de 1900 ó 1910, va a encontrar que a Córdoba le dicen La Docta y la Ciudad del Alfajor. Y eso es porque los primeros conventos de Argentina se instalaron en Córdoba, a principios del siglo XVII, y el alfajor en su origen es un dulce de estirpe conventual, que se difunde gracias a la cocina de las monjas”.
El Catador de Alfajores hasta se anima a polemizar: “Córdoba es ‘LA’ provincia de los alfajores en Argentina, ese título era indiscutido. Aunque después Mar del Plata, en este siglo, la opacó un poco”.
Más allá de la controversia sobre la localidad que mejor define la tradición, Calabró cuenta que la utilización del alcohol en la producción de alfajores no es nueva: “La tradición alcohólica, licorosa, existe. Si uno piensa en el Terrabusi, también tiene una esencia alicorada, aunque obviamente no tiene alcohol. También hay otros alfajores costeros que tienen rhum por ejemplo”.
Sobre el AlFerneé, en particular, Seghezzi explica el proceso: “Utilizamos un fernet artesanal. Y luego de la evaporación del alcohol, lo aplicamos en el dulce de leche. Lo sumamos allí para lograr el porcentaje justo de humedad para que no se mufe. Buscamos el mejor sabor con la menor cantidad de humedad posible”. Y detalla: “Cuando se come el alfajor, primero se siente el chocolate, luego la galletita y finalmente el dulce de leche, en donde se puede aprecias el sabor al fernet”.
Como no podía ser de otra forma, el catador dio su veredicto sobre el AlFerneé: “Es un alfajor bastante fino, bastante bien hecho. Y sobre el sabor, si lo probás sin que te digan que tiene fernet, por ahí no te das cuenta. Es más bien un alfajor premium”.
El alfajor con fernet es novedoso a pesar de tener algunos años en el mercado. Además, el boom cervecero impulsó la creación de esta golosina, con cerveza. Entonces, habrá que estar atento a qué bebida alcohólica cobre protagonismo para intentar detectar el próximo sabor de un nuevo alfajor.
En pocos días anunciaremos todos los nominados, con los mejores representantes de la gastronomía argentina.
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