La medialuna es hija del croissant francés, pieza que tiene sus antecedentes remotos en la ciudad de Viena. Pero fueron los austríacos August Zang y Ernest Schwarzer quiénes en 1839 abrieron una panadería de estilo vienés en París y supieron darle forma definitiva al producto.
Si bien originalmente el croissant se hacía con una masa similar a la del brioche, hacia 1900 se impuso una masa similar a la del hojaldre, y si uno lo corta por la mitad se va a dar cuenta de que la masa del panificado tiene una particular forma espiralada.
Sin embargo, nuestras medialunas son diferentes. Las hay de dos tipos: de grasa y de manteca. Las de manteca, que son las que nos interesan, se hacen con leche, huevos, levadura, harina y manteca. Y lo ideal es que salgan ligeras y mantecosas.
“No hay ningún misterio. Las técnicas para elaborar nuestras medialunas de manteca son básicas”, cuenta Gastón Miño, capitán del equipo argentino de panadería.
“Aunque es un proceso que dura tres días. Pensá que tenés que hacer un hojaldrado que lleva tres pliegues, y entre pliegue y pliegue, hay que llevar la masa a la heladera por un espacio de tres o cuatro horas. El primer día se amasa y se le da el primer pliegue, y recién el segundo día se dan los otros dos, pero necesitas que la masa se relaje. Así que recién el tercer día podés cortarla. El tiempo es un factor fundamental si es que uno quiere obtener un producto de excelencia”, concluye Miño.
Dicho esto, te recomendamos ocho lugares donde puedas sentarte a tomar un buen café con leche o un té acompañado por las mejores medialunas porteñas:
#. La Nueva San Agustín. Fue fundada en 1965 y es uno de los lugares icónicos de Recoleta. Sacan unas 1.500 medialunas por día y las venden todas. En 2018 ganó el concurso a la mejor medialuna de manteca de la ciudad. Av. Gral. Las Heras 2915, Recoleta. 4801-4005.
#. Pastelería El Progreso. Tiene 102 años y, a pesar de que las facturas no son el fuerte de la casa (el hojaldre y los postres son de antología), sacan excelentes medialunas. Hace poco afinaron la receta (bajaron la cantidad de huevo) y el proceso de armado, lo que redundó en un producto de primer orden, generoso en manteca y almíbar. Av. Santa Fe 2820, Recoleta. 4824-1424.
#. Alimentari. Es una confitería poblada por abogados y personal de oficinas. Y aunque la pandemia golpeó la actividad del barrio, Alimentari sigue vendiendo medialunas de manteca superlativas. Lavalle 1120, Tribunales. 4384-9365.
#. Pizzería San Miguel. Curiosamente, en esta pizzería se hacen algunas de las mejores medialunas de la ciudad. Se encuentran dentro de un local que tiene 40 años de rodado, que además de pizzas hace estas piezas de panadería.
Allí las elabora Emilio Cano, pastelero de la vieja escuela que comienza su labor a las 3 am, y pacientemente prepara las medialunas, mucho almíbar y devoción de converso. Av. Montes de Oca 1002, Barracas. 4303-7027.
#. Las Violetas. Fue fundada el 21 de septiembre de 1889, con la presencia de Carlos Pellegrini. Por sus salones desfilaron personajes como Carlos Gardel y su amigo Ireneo Leguisamo, el imbatible jockey al que “el bronce que sonríe” dedicó un tango.
Basta ver lo que es la cocina de producción, que saca suculentas medialunas hechas a mano a todo vapor, para darse cuenta del proceso artesanal de los productos que ofrece la casa. Av. Rivadavia 3899, Caballito. 4958-7387.
#. Dos Escudos. La confitería creada por el asturiano Domingo Parrondo es un auténtico baluarte. Las medialunas se hacen diariamente de forma artesanal, sin conservante ni saborizante alguno. Tiene dos sucursales, una Retiro y otra en Recoleta. Juncal 905, Retiro. Tel 4327 0135 y Montevideo 1690, Recoleta. Tel 4812-2517.
#. Valu Ramallo.
Las medialunas de Valu Ramallo, la pastelera que se consagró con Cucinare, tienen ese peculiar sabor casero, el hojaldre perfecto, horneadas en el día, con mucho almíbar, bien húmedas. Además, ofrecen medialunas rellenas, con dulce de leche, y de jamón y queso. Vale la pena probarlas. España 202, San Isidro. 3697-9102.
#. Güiraldes. Es una de las perlas ocultas de Buenos Aires y está fuera del circuito gastronómico tradicional. Se trata del negocio familiar de Sergio González, tres veces campeón argentino de panadería, y acreedor del quinto puesto de la Copa del Mundo de panadería en París, en 2008.
No se puede consumir en el lugar, pero debido a la calidad del producto, no quisimos dejarla afuera del listado. Pasaje Güiraldes 3048, Villa Lugano. 4601-8390.
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