Llegan las Fiestas, época en la cual comienzan a volar corchos. Diciembre es el mes de las burbujas por excelencia, donde familia, amigos y compañeros de trabajo despiden el año que finaliza y reciben el que se está por iniciar.
Pero no todas las burbujas son iguales, porque están los diferentes vinos no tranquilos, entre los que se encuentra el Champagne, que se produce exclusivamente en esa región de Francia, el cava español, el Prosecco italiano y los vinos espumosos argentinos, entre otros tantos.
Dicho esto, vale la pena referirse a los principales exponentes en la materia:
#1. Champagne. El verdadero champagne es en realidad un vino que se elabora en una superficie de 34.000 hectáreas situadas entre las ciudades de Reims y Troyes, en el noreste de Francia, se produce con método champenoise y la combinación más clásica de hace con uvas Chardonnay y Pinot Noir. El legendario enólogo Alexis de Lichine decía que: “ciertamente, hay personas que opinan que el champagne debería reservarse para la botadura de los barcos y para las puestas de largo; las hay que lo beberían en todas las comidas, a media mañana o en mitad de la noche, pero en cualquier caso, casi todas experimentan un escalofrío de alegría cuando el tapón sale despedido del gollete, se eleva una voluta de vaho y el vino forma espuma en las copas”. En la Argentina se pueden conseguir marcas legendarias como Dom Pérignon y Veuve Cliquot.
#2. Cava. España en general, y Cataluña en particular, no fueron ajenas a la epidemia de filoxera que aniquiló buena parte de los viñedos europeos. Un grupo de productores catalanes, llamados Los Siete Sabios lograron doblegar a esta peste con nuevas técnicas y cepas que se adaptaron muy bien a la zona del Penedès, relanzando y “achampañando” la producción vitivinícola local. Es lo que pasó a llamarse “cava”, un vino espumoso hecho con tres variedades de uvas locales como Xarel-lo, Parrellada y Macabeo. Hoy no se concibe una Navidad ibérica sin que se abra una botella de cava. Marcas tradicionales como Freixenet, Codorniú y Segura Viudas se encuentran en el país.
#3. Prosecco. Es el vino espumoso cuyo origen está en el Véneto, más precisamente Valdobbiadene, la cuna de este vino, aunque también se produce en el Friuli. Una de sus características es que su materia prima es la uva Glera. El mejor Prosecco, que a diferencia del Champagne hace su segunda fermentación en tanques de aluminio (método charmat), viene puntualmente de Cartizze, una pequeña localidad considerada el grial para los entendidos. Al ser más ligero y accesible que su pariente francés, está ganando buena cuota del mercado, sobre todo entre el público más joven, que suele usarlo en diferentes cocktails. En la Argentina hay marcas como Canevari y Sperone.
#4. Espumosos locales. La Argentina produce sus propios vinos espumosos, tanto en Cuyo, Provincia de Buenos Aires, Norte y Sur del país, algunos de excelente calidad. Se producen tanto Brut como Extra Brut, Brut Nature o Demi Sec (según la cantidad de azúcar). El segmento de rosados en particular está en franco ascenso, ya que gusta a los consumidores más jóvenes. También se producen algunos espumosos hechos a partir de cepas poco ortodoxas en el país como el reciente Grüner Veltliner, de bodegas Norton, entre otros.
¿Qué tipo de burbujas te gustan para celebrar las Fiestas?
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