En estos últimos días de mayo se está viendo una campaña en contra del trigo transgénico en redes sociales.
Las críticas obedecen a que el pasado 12 de mayo, el gobierno argentino aprobó la siembra del trigo transgénico HB4 resistente a sequía. Lo hizo mediante una resolución de la secretaria de Alimentos y Bioeconomía, que depende del Ministerio de Agricultura.
Las variedades de trigo HB4 tienen incorporado un gen del girasol que incrementa la tolerancia a condiciones de sequía, reduciendo las pérdidas de rendimiento frente al déficit hídrico.
Pero la medida no goza del beneplácito de la cadena triguera, ya que advierten que el mismo podría derivar en la pérdida de mercados para el cereal argentino.
Como reacción, muchos cocineros, que son especialmente sensibles a estos temas, están llevando a cabo una campaña en las redes, con una leyenda con fondo rojo que dice: “No al trigo transgénico”.
Algunos de los protagonistas son Pamela Villar, Gonzalo Aramburu y Julieta Oriolo, entre otros nombres relevantes del rubro.
En el texto que subieron a sus Instagram afirman que no quieren “más transgénicos en el campo” por tres razones principales:
-“Aumentaron 1.500% el uso de agroquímicos que envenenan la tierra, el agua, el aire y nuestros cuerpos”.
-“Porque desplazaron del campo a más de 200 mil familias campesinas desde que aparecieron en 1996”.
-“Impulsan la deforestación, ocupan ya el 80% de la superficie cultivable del país, pero no mejoraron el hambre ni la nutrición”.
La campaña, además, incluye un hashtag: #ConNuestroPanNo.
Otros agregaron que la Argentina es el país que más agroquímicos utiliza: 525 millones de litros por año lo que implica 12 litros por persona por año.
Este trigo está asociado al glufosinato de amonio, igual que otros transgénicos al glifosato. Sumaría más agroquímicos a una tierra que ya no da más.
Por otro lado, una evaluación ambiental acumulativa realizada por Argenbio, (Consejo Argentino para el Desarrollo y la Información de la Biotecnología), que abarcó 1995-2016, encontró que el uso de cultivos transgénicos redujo el impacto ambiental del uso de herbicidas y pesticidas en un 18,4%, según lo medido por el Cociente de Impacto Ambiental.
El estudio señaló además que el uso de cultivos tolerantes a herbicidas redujo el uso de combustible agrícola, principalmente al facilitar la agricultura sin labranza, y estimó que la reducción solo para 2016 fue equivalente a eliminar 16,7 millones de automóviles de circulación.
Para contar con otra opinión, consultamos a Andrés Murchison, productor agropecuario y exsecretario de Alimentos y Biotecnología.
“El mundo no padece de hambrunas y tenemos seguridad alimentaria gracias a que tenemos cultivos transgénicos. Y ahora, gracias a la incorporación de esta tecnología es que se usan menos herbicidas que en el pasado. Además, estos cultivos tienen un impacto en el rinde, que es mucho mayor”, argumenta Murchison.
Este plato puede tener buenas versiones con este tipo de carnes más económicas.
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