A veces se asocia el tapeo a la picada, y si bien son primos hermanos, ya que una costumbre es hispana y la otra criolla, por lo general se lo asocia a lugares rancios donde los abuelos iban a tomar a matar el tiempo vermut en mano.
Pero el tapeo 2.0 es diferente en su propuesta, aunque no perdió la esencia del culto a la barra. Ahora hay lugares más que interesantes para que los sub 30 rindan culto a la tradición del tapeo, pero con un estética y producto más moderno. Estos son nuestros recomendados:
#. Naranjo Bar.
Si hay alguien que se tomó en serio al tapeo, ese es Nahuel Carbajo (ex Proper), propietario de Naranjo Bar. El establecimiento tomó el nombre del frondoso árbol que tiene al frente, con una deliciosa vereda que se puede aprovechar en tiempos estivales.
Es una propuesta genuina, con cosas ricas que van variando según la estación y la disponibilidad. Para el almuerzo, que consta de cinco platos, hay variedad de vegetales (espárragos y arvejas de temporada, o ensalada de remolachas), higos y carnes, pescados como bonito.
Angel Justiniano Carranza 1059, Chacarita.
#. Sifón Sodería.
Busca reivindicar la gastronomía popular, usando la soda como caballito de batalla. La propuesta es sencilla, informal pero inteligente. Ani Varela ofrece cocktails sodeados y reversiones de clásicos, que se acompañan con croquetas de la casa, mollejas, chistorra, risotto blanco con hongos o papas röti con acelga, todo para picar y compartir. Hay vino orgánico en damajuana de Cechín, y por supuesto, soda de sifón.
Jorge Newberry 3881, Chacarita.
#. De Lucía.
Buenos Aires cuenta con el Mercado de San Telmo, construcción que data de fines del siglo XIX y nada tiene que envidiarle a La Boquería. Allí se encuentra De Lucía, local que cuenta con una barra para acodarse y tapear.
Ofrecen tortillas, pinchos, tostones, algunos mariscos, berenjenas, montaditos y clásicos andaluces como el bocadillo de rabas, todo salido de los fuegos de Pedro Diciervo. Las fuentes se exhiben a la vista del público, como en España, y todo se riega con vermut, una buena cañita o tintillo.
Mercado de San Telmo Puesto 40 y 59.
#. El Limón. Es una propuesta joven dirigida por Lucas Dávalos y Diego Aguinsky, en un local chico con una barra informal. Sirven platitos bien concebidos, como boquerones, pasta de sésamo con palta, almendras y lima, aceitunas marinadas y especiadas con pan rústico, stracciatella con cerezas, albahaca y castañas de cajú, o, por qué no, un buen sándwich de pastrón. Sirven tragos de autor a precio accesibles.
Castillo 590, Villa Crespo.
#. Winehaus. Nada tiene que ver con la cantante y mucho con el vino por copa, tal es así es que son pioneros en la materia y se sirve tirado, sin marcas a la vista.
La carta de tapas, creación de los hermanos Urtubey, cuenta con buñuelos de estación, quesos de Ventimiglia, una versión particular de los huevos rotos, empanaditas varias, mollejas doradas, croquetas de osobuco, katsu sando y muchas delicias más.
Cabrera 5300, Palermo.
En pocos días anunciaremos todos los nominados, con los mejores representantes de la gastronomía argentina.
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