Es un evento singular. La Regata Gastronómica, auspiciada por Saint Felicien, no es una competencia náutica más.
A diferencia de otras, acá no sólo pesa cruzar primero la línea de llegada, o hacer el mejor tiempo según una fórmula, sino también cocinar rico…
Así es, porque en esta regata de veleros clásicos, que se llevará a cabo el sábado 22 de octubre en la sede de Dársena Norte del Yacht Club Argentino, en cada navío habrá un cocinero profesional, y el primer premio lo obtendrá la embarcación y el cocinero que sumando la puntuación del plato y la performance náutica obtenga el mejor puntaje.
Las categorías de esta divertida regata estarán compuestas por veleros clásicos (de 1950 a 1975), vintage (antes de 1950), y Spirit of Tradition, posteriores a 1975. El total de embarcaciones será de 28.
Los navegantes desconocerán las corrientes que habrá ese día; tampoco sabrán ni la dirección ni la velocidad del viento. Los cocineros no tendrán del todo claro si la competencia durará 60 minutos, se acortará o alargará en función del derrotero de cada embarcación.
Sin embargo, cada ingrediente deberá estar en su punto, la temperatura adecuada y el plato con la presentación que mejor cautive a los 4 jurados.
Porque en tierra estará esperando un jurado por Gustavo Lena, María de Michelis, Sabrina Cucunliansky y Daniel Tedín, por la Asociación Argentina de Veleros Clásicos.
Por su parte, los cocineros a embarcar serán Jérôme Mathe, Paula Méndez Carreras, Alberto Giordano, Pol Likan, Napoleón Castellote, Joaquín Alberdi, Leo Fumarola, Darío Gualtieri, Diego Gera, Cristina Sunae, Marcos Meinke, Lucho López Fuentes, Juani Fuoco, Paolo Spertino, Sergio Asato, Leandro Bousada, Matías Kreiman, Patricia Rodríguez Real, Romina Moore, Ezequiel Gallardo, Italo Germán Ruperto, José Luis Mastellone, Julián Tibuk, Lautaro Fili y Leandro Egozcue.
La consigna para el menú de a bordo girará en torno al tomate, fruto originario de los bajos Andes del Nuevo Mundo que se enseñoreó en las mesas de todos los continentes.
Adicionalmente, un ingrediente sorpresa que se entregará el día de la partida junto al delantal y al gorro, que no se ajustará al diseñado por Antoine Careme en el siglo XIX y que tan claramente distingue a los uniformes de la profesión, pero si será muy apropiado para enfrentar el viento y el sol de la jornada.
Mientras los competidores disfrutan de un momento que los vincula con agua, viento y fuego, en tierra estará el cuarto de los elementos de este “cosmos lúdico” que propone la Regata Gastronómica Saint Felicien, diversión para invitados y familiares.
Juegos para grandes y chicos, degustación de vinos y quesos y una pantalla gigante donde podrán seguirse las vicisitudes que los embarcados quieran hacer llegar en tiempo real.
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