Mucho se habla de los bartenders porteños. Nombres como Tato Giovanonni, Sebastián García y Federico Cuco están escribiendo la historia de la coctelería argentina contemporánea.
Además de ese trío de ases, hay otros bartenders que trabajan fuera de Buenos Aires con gran éxito.
Uno de ellos es Matías Jurisich, rosarino por adopción, hacedor de Chinchibira, el bar que puso la noche la ciudad litoral patas para arriba, donde se desempeñó como capitán de barra.
Desde Cucinare conversamos con el profesional, quién contó acerca de sus inicios en el mundo de los shakers y bidartes: “Como le sucedió a mucha gente, empecé en este rubro por necesidad. En ese entonces estaba terminando la carrera de Comunicación Social, y tenía que mantenerme. Es por eso que terminé como cajero de un bar, pero no fue el fin, sino el comienzo de una carrera”.
“Posteriormente armé el Club del Vermuth, sin ser bartender; había personas que venían de Buenos Aires y preguntaban por el bartender Jurisich, así que el próximo paso fue sumergirme en el mundo de las barras”, comenta el experto.
Como emprendedor, además de Chinchibira, Jurisich fue parte de otros proyectos como Birra, Churrasquería, Churrasquito y Wilbur en Rosario, algunos en el ámbito de bebidas y otros en el espectro gastronómico.
Desde hace cinco años está en sociedad con Jorge Echeveste. Ambos montaron la fábrica de Antiguo Establecimiento El Matrero, en Rosario, donde elaboran aperitivos, licores y vermut.
Al respecto, Jurisich dice: “Nuestras marcas insignia son Vermut Pichincha y Aperitivo Pimpollal. A su vez, elaboro con Gise Jaime los aperitivos y vermut Pocimario, pensados desde la lógica de los endulzantes alternativos como la estevia. Y finalmente, estoy en un proyecto compartido con Nicolás Cestari de un ron que descansa de 1 a 5 años en barricas Ex Fernet”.
Actualmente, Jurisich se desempeña en Buenos Aires como Embajador del equipo Crámer Abajo, que tiene en su haber dos proyectos en funcionamiento y un tercero en vías de construcción (Malaria, un bar de vinos con barra de whisky).
Ellos son Malasangre Vermubar, ubicado en Av. Crámer y Rivera, donde se desarrollaron cinco estilos de vermut que se sirve de grifo (también se pueden comprar en botella), y el novísimo Malparido Tonicbar, propuesta que gira en torno a los tónicos con gin propio desarrollado y una carta de bebidas asiáticas curada por Nicolás Constantin.
La carta de tragos, al igual que Malasangre, fue desarrollada por Ramiro Monteagudo, una de las jóvenes promesas de la coctelería porteña.
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