Un jeque agasajó a hinchas argentinos que viajaron al Mundial de Qatar
Los anfitriones recibieron a los visitantes con sables y un plato típico con comida principal.
Para el Islam, la hospitalidad pasa de ser una virtud social a tener el carácter de una obligación religiosa.
Desde la antigüedad pagana se practicaba como un modo de acogida en un medio tan hostil como la vida en el desierto.
En ese aspecto, los latinos son conocidos por su calidez y su política de puertas abiertas a los extranjeros, pero en el mundo árabe, en este aspecto los superan por varias cabezas.
Es lo que sucedió este fin de semana, cuando un jeque qatarí fanático de la Selección Argentina quiso agasajar a un grupo de hinchas criollos que fueron a ver el mundial.
Los argentinos se hicieron eco del convite mediante un mensaje de texto que recibió una de las chicas que integraba el grupo. Todos ellos se conocían por haber trabajado en Australia. Los argentinos concurrieron a una mansión vía Uber, que se encontraba en las afueras de Doha.
Los recibieron en un gran salón, que de hecho suele ser más importante que la propia casa. Porque, tal como la tradición manda, el mejor espacio de la casa lo destinan a los huéspedes. Los anfitriones los recibieron con un baile típico llamado al-ardah, que se hace con sables.
No hubo alcohol ni narguiles, aunque sí sirvieron numerosos jugos de fruta. El plato principal fue machboos, una suerte de cordero braseado, acompañado de arroz, una delicia que se deshace entre los dedos ya que hay que comerlo con la mano. Y así lo hicieron los argentinos, a pedido de los dueños de casa.
La curiosidad antropológico-futbolera de los qataríes puedo más, y además de sacarse fotos con los invitados, les pidieron que canten canciones de cancha. Finalmente, y una vez concluido el ágape, los anfitriones llevaron a los argentinos a sus hoteles, en sus propias camionetas.
Este tipo de actitudes que llaman la atención del visitante, son rutina para los árabes, quienes por regla se obligan a recibir y a alojar en sus casas a cualquier visitante, sin siquiera preguntar por el motivo de su presencia.
Comentarios