Son dos productos que se usan tanto para cocinar como para untar panes o galletitas. Se trata de la manteca y la margarina. Dos materias primas que parecen iguales, pero no lo son tanto.
A continuación algunas de sus diferencias.
De aspecto son casi idénticas y sus usos son similares. Además, ambas son altamente energéticas y de gran aporte calórico.
Pero no solo se diferencian porque una (la margarina) es más económica que la otra (manteca); hay otros motivos.
La manteca proviene de la grasa de la leche de origen animal, se obtiene al batir leche o crema con el objetivo de separar los componentes sólidos de los líquidos, en cambio, su contraparte, que se creó como un sustituto de la manteca, se elabora a partir de diferentes tipos de grasas de aceites vegetales, por lo tanto, es de ese origen.
Más allá de ser un alimento muy consumido en las casas argentinas, y del mundo, la manteca estuvo en el ojo de la tormenta cuando “sus altos niveles de grasa saturada se asociaron con un mayor riesgo de enfermedad cardíaca”, explica la escuela de Harvard en su portal web.
Muchos tomaron entonces la decisión de excluirla además por su aporte negativo de colesterol y calorías. En ese momento, apareció como reemplazo la margarina.
Hacer el cambio era una decisión bien intencionada, porque la margarina tenía menos grasa saturada que la manteca.
Pero, más allá de esto, nunca hubo una evidencia certera de que usarla como reemplazo reduciría las posibilidades de sufrir un ataque cardíaco o de desarrollar una enfermedad cardíaca.
“Las margarinas más antiguas tenían altos niveles de grasas trans, lo que suponía un doble golpe para la enfermedad cardíaca al elevar los niveles de colesterol malo (LDL) y disminuir los niveles de colesterol bueno (HDL). Muchas personas se sintieron traicionadas o engañadas”, describe Harvard Health Publishing.
La manteca, por su alto contenido de grasas saturadas, permanece en la lista de alimentos para usar con moderación.
Algunas de las margarinas más nuevas son bajas en grasas saturadas, altas en grasas insaturadas y libres de grasas trans.
Además, son ricas en calorías. Pero si no está en tus planes volver a consumir ni una ni la otra, hay alternativas más saludables.
El aceite de oliva es una opción, sumado a otros productos para untar a base de aceite vegetal. Estos, contienen grasas mono y poliinsaturadas beneficiosas.
Podemos incluir en nuestra alimentación tanto margarina como manteca con moderación, aunque sin olvidar que la manteca, pese a su rico sabor, aporta principalmente grasas saturadas, mientras que la margarina provee grasas esenciales.
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