“Cosas veredes, Sancho, que non crederes”, es la frase apócrifa que se atribuye a Don Quijote, que si bien no es auténtica se aplica muy bien al sándwich de empanada.
Porque, aunque parezca extraño, en Paraguay se come sándwich… de empanada, es decir, una empanada entre dos panes.
La preparación llama la atención porque es una absoluta redundancia. La empanada es un continente en sí, un encofrado que puede albergar carne vacuna, verdura, pollo y demás ingredientes.
La misma función cumplen las rodajas de pan, que entre sus paredes atrapa alimentos varios. Pero una empanada dentro de un sándwich es una suerte de mamuschka gastronómica.
Sin embargo, en Paraguay es una costumbre establecida, la empanada con pancito o mandioca. Es parte el llamado tereré rupá, el aperitivo salado que se consume antes de tomar tereré, generalmente en la media mañana y que forma parte de la comida callejera.
Las empanadas suelen ser de carne, aunque también las hay de pollo y de jamón y queso. Esta suerte de tentempié o botana se acompaña con mandioca frita o en su defecto un pan (puede ser tipo miñón o pan de leche), que algunos usan para introducir la empanada y hacer un bocadillo.
Ambos se sirven envueltos en una bolsa de papel, y hay comensales que piden kétchup, salsa picante, mostaza y mayonesa para aderezar la combinación.
Quizás no sea la combinación más gourmet, pero a los hermanos paraguayos les funciona.
Los chefs son además pareja y darán clases abiertas del 22 al 26 de abril.
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