El secreto ya corre de boca en boca y se extendió desde La Paternal a toda la ciudad de Buenos Aires. En este rincón porteño se celebra la ceremonia del asado de una manera diferente.
Muy cerca del cementerio de Chacarita, en una zona residencial, hay un patio en una casa centenaria que abre sus puertas para recibir comensales.
Todo empezó cuando a Luciano y su joven hija Malena se les ocurrió abrir las puertas de su hogar en el corazón de La Paternal. Le pusieron El patio de Mabel en honor a la mamá del emprendedor, que murió en 2018.
Los interesados en vivir esta única experiencia de cinco pasos de un menú pensado en la calidez de una familia deben contactarse vía Instagram y allí reservar o un viernes a la noche, sábado o domingo al mediodía.
Luciano se encarga de la parrilla, Malena y sus amigos son los mozos y la hermana del cocinero se encarga de los postres. También supervisa todo el papá de Luciano, el Tano, que tiene una amplia experiencia en el mundo gastronómico.
El patio está repleto de plantas y tiene una enorme pileta. En el fondo, la zona de las parrillas, que puede ser visitada por los clientes.
La historia de El Patio de Mabel empezó cuando Luciano decidió dejar su trabajo en un banco para arrancar el proyecto primero con Mabel. Al poco tiempo la mujer murió, pero la idea avanzó y se sumó Malena.
Primero cocinaban a pedido o para grupos de amigos que visitaban el patio. Luego llegó la cuarentena y ahí crecieron con el delivery. Y ahora reciben decenas de comensales todos los fines de semana.
El Patio de Mabel trabaja como un bar oculto. Usan contraseñas y no dan la dirección a los clientes hasta último momento.
La propuesta gastronómica de El Patio de Mabel comienza con un matrimonio de morcilla y chorizo acompañado de distintas salsas caseras. Luego se da paso a los dos platos principales.
El primero es un costillar criollo de 5 horas de cocción acompañado con papas a la parrilla,
El segundo es un vacío cocinado por 4 horas con guarnición de zapallo cabutia.
El menú de El Patio de Mabel incluye una copa vino o una gaseosa y frutas de estación con crema de postre. La propuesta tradicional cuesta $ 7.800 por persona.
También se puede complementar con platos de la carta o las alternativas vegetarianas y para celíacos.
Los chefs son además pareja y darán clases abiertas del 22 al 26 de abril.
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