La celebración de Rosh Hashaná, el Año Nuevo Judío, se caracteriza por una serie de costumbres y tradiciones muy variadas entre las cuales la gastronomía cobra un protagonismo central.
Este año se celebra desde el viernes 15 de septiembre a la tarde hasta el domingo 17, dos días que se ubican en el séptimo mes del calendario lunar hebreo moderno.
En estas dos jornadas, el desfile de comidas típicas convoca a festejos familiares. Para la colectividad judía, la preparación y presentación de los alimentos tiene un profundo significado que guarda relación con las creencias y los orígenes de la historia de la creación del mundo.
En el Año Nuevo Judío se sirve un gran banquete con una selección cuidadosa de ingredientes y preparaciones que tienen un significado detrás.
Los deseos en Rosh Hashaná suelen estar vinculados a la dulzura y la prosperidad. Así lo indica el saludo característico que se dice en esa celebración.
Se dice “Shaná tová”, una expresión de augurios positivos para el año entrante, que puede ir acompañado de la bendición “Leshaná tová tikatev vetejatem”, que significa “que seas inscripto y sellado para un buen año”.
Los dulces ocupan un rol preponderante y en ese listado hay ingredientes diversos: miel, manzana, dátiles, frutos secos, granada.
Estos productos se combinan en preparaciones muy sencillas como gajos de manzana bañados en miel.
También hay panes especiales como el séder. Se trata de una combinación de seis alimentos que se consumen en orden respetando un ritual y culminan en un grupo de matzos (panes planos colocados aparte en la mesa).
También la challah, o jalá, típico pan trenzado judío. Además, las hierbas y verduras características de esta festividad son la remolacha, espinacas, puerro, calabaza y zanahoria.
Existe una tendencia a que todas las preparaciones e ingredientes tengan un componente de dulzura, ya que es el deseo simbólico intrínseco en todas las costumbres de Rosh Hashaná.
En cuanto a las carnes, sólo se sirven pollo, cordero y pescado. El huevo cocido puede ser una guarnición de todas ellas.
Una preparación característica que despierta la atención de otras culturas es la presentación del pescado. En muchos hogares sólo se sirve su cabeza, en conmemoración al verdadero significado de Rosh Hashaná (cabeza del año en hebreo), y a los ritos de los antiguos reyes de los pueblos.
El pescado blanco representa la fertilidad, prosperidad y liderazgo en la familia, por lo que es una de las carnes más utilizadas durante esta celebración, acompañada de las verduras típicas.
En cuanto al postre, se sirve el leicaj, un dulce a base de miel que combina huevo, azúcar y canela. Es esponjoso y de forma circular, y representa a la perfección el deseo de un año dulce y próspero al comenzar el nuevo ciclo al que se da apertura.
También se comen varenikes, otro gran clásico de la cocina judía. Se trata de pastas rellenas de queso, puré de papas y cebolla. Nunca faltan knishes, que son masas de harina y papa que incluyen cebolla y nuez.
En pocos días anunciaremos todos los nominados, con los mejores representantes de la gastronomía argentina.
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