Cómo hacer para visitar la Confitería del Molino: historia y restauración de este mítico edificio de la cultura y la gastronomía porteñas
La emblemática esquina fue restaurada y ya puede ser recorrida con previa reserva online.
La Confitería del Molino, inaugurada en 1917 y declarada Monumento Histórico 80 años después, reabrió sus puertas en este 2023 y ya está disponible para visitarla.
Su reinauguración se dio tras una obra conjunta de restauración entre las autoridades del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, el Congreso de la Nación y el Gobierno Nacional.
Las visitas son con entrada gratuita e inscripción previa. Son recorridos de 40 minutos, durante los cuales se podrá acceder a la planta baja, el primer piso, el subsuelo y la azotea. Te podés anotar acá.
El gobierno porteño, a través del Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana, se ocupó de la puesta en valor de la fachada, cubierta y cúpula.
Para la cubierta, por su parte, más allá del trabajo de limpieza, se realizó la nivelación de los pisos, así como el recambio de baldosas, revoques y carpintería.
La restauración de la cúpula implicó la reposición de piezas cerámicas, ornamentaciones, carpintería y revoques.
Además, fueron colocados los leones alados, que no estaban cuando se inició la obra y se trabajó con fotos históricas –algunas provistas por vecinos de la zona- y tecnología de modelado 3D para su recuperación.
Historia de la Confitería del Molino
La Confitería del Molino fue inaugurada en 1917 por Constatino Rossi y Cayetano Brenna, ambos reposteros italianos, y bautizada de esa manera porque enfrente, en la Plaza del Congreso, funcionó el primer molino harinero de Buenos Aires.
La construcción del edificio, de 5.000 metros cuadrados y uno de los más altos de la ciudad, fue hecha con todo el material importado de Italia y le fue encargada al arquitecto Francesco Gianotti, quien también estuvo a cargo de la Galería Güemes, en la calle Florida.
El producto final tuvo características que parecían las de una fábrica: en los dos subsuelos funcionaban la sala de máquinas y la cocina donde se hacían las preparaciones más importantes durante las 24 horas, mientras que en las plantas superiores había departamentos donde llegaron a vivir los propietarios.
En 1930, durante la dictadura que derrocó al presidente Hipólito Irigoyen, la confitería fue incendiada y reconstruida un año después.
La muerte de Brenna, en 1938, significó el fin de la Belle Époque. Desde entonces, pasó por distintas manos hasta que se produjo su quiebra, en 1978.
Mediante un decreto, en 1997, cuando cerró sus puertas, fue declarada Monumento Histórico Nacional y, tres años más tarde, fue considerada Patrimonio Histórico del Art Nouveau y la vanguardia de la Belle Époque por la UNESCO.
En 2014, el Congreso Nacional sancionó la ley 27.009 y se procedió a la expropiación de la Confitería del Molino. Desde 2018, el órgano legislativo, así como el Gobierno nacional y la Ciudad de Buenos Aires, iniciaron la restauración del inmueble que ahora recibe visitas de porteños y turistas.
Author: Cucinare
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