El edificio de la Confitería del Molino es una de las joyas de la arquitectura porteña. Estuvo mucho tiempo cerrado. Y reabrió sus puertas para visitas guiadas.
El 1° de noviembre se realizó un evento de pasteleros en sus salones restaurados que volvieron a brillar en este 2023. Pero no fue una jornada más.
Durante la jornada hubo una presencia especial. Con su paso lento, entró al salón repleto de pasteleros, Antonio Sanchiz Cañadel, de 96 años.
Este hombre fue pastelero del local durante la época dorada de la Confitería, cuando en todo el edificio se trabajaba para abastecer las mesas de los salones en los que se cruzaban políticos y artistas.
En la Confitería del Molino surgieron legendarios postres de la pastelería nacional como el Imperial Ruso -merengue francés relleno con crema de manteca y almendras- creado por Cayetano Brenna, dueño de la confitería, y el postre Leguisamo, hecho en homenaje al jockey uruguayo Irineo Leguisamo por pedido de Carlos Gardel a Brenna.
El edificio, obra del arquitecto italiano Francisco Gianotti, fue inaugurado el 9 de julio de 1916, en conmemoración del Centenario de la Independencia de la Argentina.
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