Cuando alguien en Buenos Aires, ya sea un porteño o un turista, quiere ir a comer pizza, uno de los nombres que siempre suena es El Cuartito, ícono de gastronomía porteña y verdadero museo del deporte.
Ubicada sobre la calle Talcahuano entre Marcelo T. de Alvear y Paraguay, la pizzería que este año cumple 90 años utiliza una fórmula que no falla: pizzas de media masa entre las que se destacan la fugazzeta y la napolitana, empanadas varias, siempre de buen tamaño (de carne, fritas y al horno, cebolla y queso, caprese, atún, verdura…) y tres postres: flan, tarantela y budín de pan.
Se puede comer pizza al corte de parado, sobre el mostrador, en una pequeña barra lindera a la puerta o en las mesas de los dos salones principales o el anexo, todos literalmente tapizados de una increíble colección de afiches deportivos originales, en su mayoría futboleros y boxísticos, que hace que este establecimiento se haya convertido en un museo no oficial del deporte argentino, así como un lugar de peregrinación turística.
Arriba de la barra de servicio se destaca un mural con la figura de un supuesto napolitano con bombín que anuncia las bondades de los productos de la casa, flanqueado por un viejo letrero indicador de precios.
En sus inicios, era un local muy pequeño y angosto, que en el fondo tenía el horno y solo expedía porciones de pizza y bebida. Era un cuartito y el nombre le quedó de esa etapa.
Su media masa al molde es la protagonista en los sabores preferidos por los comensales como la infalible pizza de muzzarella, que es la que más sale, la irresistible fugazza, la de anchoas y la de jamón y morrones que se sirven bien calientes.
Pero la más famosa de El Cuartito es la fugazzeta, de masa suave, quesos, cebollas y toque justo de oliva. “No podemos revelar el secreto de esa pizza. Sólo digo que lleva la mejor materia prima”, explica Marcelo González, uno de los mozos, en diálogo con Cucinare.
El principal secreto de la buena pizza que preparan, dice, es que la materia prima tiene que ser de primera calidad, tanto la muzzarella, el tomate y las salsas. “La muzzarella es exclusiva nuestra, no la hacen para ninguna otra pizzería”, explica González para alimentar el mito.
Las paredes de El Cuartito están plagadas de fotos de los famosos que pasaron por allí, de banderines y de cientos de recuerdos. En la década del 70, en la misma cuadra se ubicaba Caño 14, el templo del tango en el que se presentaban Aníbal Troilo, Roberto Goyeneche, Osvaldo Pugliese o Virginia Luque, entre muchos otros. Las noches de tango terminaban siempre con una pizza de El Cuartito.
Al entrar sobre la derecha, además, hay un sector dedicado a Diego Armando Maradona, con un gran retrato del astro del fútbol y camisetas autografiadas por quien también era un habitué de El Cuartito. “Las últimas tres pizzas se las llevó de acá, muzzarella, jamón y morrones, y fugazetta”, revela el mozo.
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