Comodoro Rivadavia, en la provincia de Chubut, vivió una auténtica fiesta de sabores, aromas y comunidad con la nueva edición del Festín de Sabores, que convocó a más de 45 mil personas y reunió a 150 expositores en el Predio Ferial el 5 y 6 de abril.
Cucinare dijo presente y podemos asegurar que lo que se vivió fue mucho más que un evento gastronómico: fue una celebración del talento, el trabajo y la identidad patagónica.
Desde el momento en que se abrieron las puertas, la ciudad respiró un aire de fiesta. Las propuestas eran infinitas: clases de cocina, patio de fuegos, sector de productores, música en vivo, degustaciones y un ir y venir constante de visitantes que se dejaban tentar por platos tradicionales y fusiones creativas.
Todo en un ambiente que era una mezcla de orgullo local y curiosidad viajera.
“El Festín de Sabores se consolidó una vez más como motor económico que refuerza el futuro turístico y gastronómico de la región”, señala Eduardo Carrasco, Gerente Ejecutivo de Comodoro Turismo. Y no exagera: los emprendedores de toda la región vieron fortalecidas sus redes y alcanzaron niveles de venta que en muchos casos agotaron su stock.
Caminando entre los puestos, uno podía toparse con mariscos fresquísimos de Picororo, calderos humeantes con guisos de cordero, hortalizas de las quintas vecinas, cervezas artesanales, mermeladas de frutos patagónicos y un sinfín de productos con alma local.
La apuesta de la Municipalidad y de Comodoro Turismo por impulsar eventos de esta magnitud busca posicionar a la ciudad en el mapa gastronómico nacional, y todo indica que lo están logrando.
Además, los datos preliminares muestran un fuerte impacto en la economía local, con alto nivel de ocupación hotelera y movimiento en los servicios de transporte y consumo general.
Hubo también un costado solidario, con la línea de productos Alma Patagónica, cuya venta benefició a la Fundación Crecer, permitiéndole financiar más de 15 terapias para personas con discapacidad. Un gesto que habla de una comunidad que no sólo produce y celebra, sino que también cuida y acompaña.
El cierre, a pura música, estuvo a cargo de la banda tributo Los Abuelos, que hizo vibrar al público con clásicos inolvidables. Fue el broche perfecto para un fin de semana que dejó un sabor inolvidable.
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