Los hermanos italianos que escaparon de la Segunda Guerra Mundial y crearon el chupetín más codiciado del kiosco
La historia del Topolín, su fórmula secreta que sigue vigente y el misterio sobre el origen de su nombre.
El chupetín Topolín se destacaba no sólo por su sabor frutal, sino también por la sorpresa oculta en su interior, que podía ser desde un pequeño soldadito de plástico hasta un diminuto espejo.
Este innovador concepto hizo del Topolín una de las golosinas más codiciadas por los chicos cuando llegaban al kiosco en la década del 70. Además, aún hoy la marca sigue siendo manejada por la familia que la creó, aunque el origen de su nombre sigue siendo un enigma.
En aquellos años, pocas golosinas incluían una sorpresa. Entre ellas estaban el chocolatín Jack, ideado por Carlos Fort, hijo del fundador de la chocolatera Felfort a principios de los 60, y el Topolín, lanzado por los hermanos italianos Fantín en la misma década. Estas dos golosinas dominaron el mercado argentino hasta la llegada del Kinder Sorpresa desde Italia en 1974.
Los hermanos Fantín, José y Antonio, llegaron a Argentina en los años 50 después de perderlo todo en la Segunda Guerra. Comenzaron su vida en el país vendiendo artículos de café, té y galletitas, hasta que identificaron una oportunidad en el negocio de las golosinas.
Patricia Fantín, hija de José, relata que las primeras pruebas del chupetín se realizaron en la cocina de su abuela, donde mezclaban azúcar y caramelo. Así, nació Productos Fantín SAIC y su primer producto estrella, el chupetín con sorpresa Topolín.
Inicialmente, el Topolín se vendía en bolsas transparentes, pero pronto cambiaron a bolsas de papel para esconder la sorpresa en su interior. Con el tiempo, el empaque evolucionó a celofán y actualmente se comercializa en envoltorios de plástico.
El origen del nombre es todo un misterio. La conexión con el personaje del empaque parece obvia: “topo” significa “ratón” en italiano, y “topolino” es un diminutivo de ratón. Algunos piensan que podría estar inspirado en el Topo Gigio, una marioneta italiana creada en 1959, aunque las fechas no coinciden del todo. Otra teoría sugiere que el nombre proviene del Fiat 500, conocido como Topolino por su pequeño tamaño y popularidad.
La fábrica de Topolín en José C. Paz, Buenos Aires, alcanzó su apogeo en los años 70, cuando la producción del chupetín se intensificó. Hoy en día, la golosina sigue siendo producida con la misma fórmula original, bajo la dirección de la segunda generación de la familia Fantín.
Author: Cucinare
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