La mujer que dejó un trabajo de oficina para abrir un restaurante de cocina armenia que rinde homenaje a sus abuelas y su madre
Natalia Demirdjian está al frente de Naní en Villa Crespo. Cómo fue su recorrido y el menú que ofrece en su local.
En el corazón de Villa Crespo, un rincón de la ciudad invita a viajar con los sabores y aromas más distintivos de la gastronomía armenia. Naní, un restaurante que combina modernidad y calidez, es el reflejo de un sueño hecho realidad por Natalia Demirdjian, quien heredó de sus abuelas y su madre el amor por una cocina rica en tradición.
El nombre del restaurante no es casualidad. “Naní” significa “madre” en un dialecto regional de Armenia y rinde homenaje a las mujeres que, con dedicación y pasión, han transmitido sus secretos culinarios de generación en generación. “Siempre quise tener un restaurante”, relata Natalia. Su camino comenzó en 2015, cuando decidió dedicarse profesionalmente a la cocina desde su casa en Villa Urquiza, ofreciendo un servicio de comidas a domicilio tras trabajar 20 años en una oficina.
En 2019 dio un paso más con Almacén Naní, un espacio en Villa Crespo donde vendía productos y platos para llevar. Finalmente, en junio de 2021, materializó su sueño con Naní Cocina Armenia, un restaurante que ya es un punto de referencia para quienes buscan una experiencia gastronómica única.
Ubicado en Gurruchaga, casi esquina Jufré, Naní se distingue por su ambientación que combina detalles de estilo industrial –hierro negro, ladrillos expuestos y lámparas galponeras– con elementos decorativos que evocan las raíces armenias. El ambiente es acogedor y familiar, y Natalia suele estar presente en el salón, saludando personalmente a los clientes.
La carta es un reflejo del legado culinario que Natalia busca preservar y reinterpretar. Ofrece recetas tradicionales de distintas regiones de Armenia, adaptadas con su toque personal. Entre las opciones destacan el hummus con pan pita, el michugov kofte (carne y trigo rellenos de especias), el sarma (niños envueltos de hojas de parra o repollo), y el clásico mante, una pasta rellena de carne especiada servida en caldo de osobuco con yogurt y manteca especiada. Los kebabs con arroz pilav para compartir también son un favorito, al igual que los postres tradicionales como el baklava, el shamali y el gadaif, elaborados con ingredientes de excelente calidad.
Además del menú regular, Naní ofrece un menú ejecutivo durante la semana, que incluye un plato del día, bebida y café a precios accesibles. Para quienes buscan llevar un pedacito de Armenia a casa, el restaurante cuenta con un servicio de take away y delivery.
Natalia recuerda con nostalgia los comienzos y los desafíos que enfrentó. “El mayor obstáculo fue abrir las puertas del restaurante mientras sostenía la calidad de cada plato. Fuimos creciendo de manera paulatina hasta alcanzar el servicio que queríamos ofrecer”, explica. Su experiencia en la cocina también está profundamente influenciada por los recuerdos familiares: “De mi mamá siempre recuerdo su lehmeyun. Antes, hacer una docena era un gran esfuerzo; hoy lo hacemos rápidamente, pero siempre con el mismo amor”.
El compromiso con las tradiciones no pasa desapercibido para los clientes, quienes elogian la frescura, el sabor casero y la autenticidad de los platos. “Muchos se emocionan hasta las lágrimas al recordar la cocina de su infancia”, confiesa Natalia. Es esta combinación de nostalgia, calidad y dedicación lo que convierte a Naní en un destino imperdible para quienes deseen adentrarse en los sabores más auténticos de la cocina armenia.
Author: MarianoJ
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