El curioso mapa de bares viejos que es furor en Instagram
diciembre 9, 2019
La cuenta @bardeviejes ya contabilizó más de 300 y propone que los jóvenes los empiecen a habitar. Una guía posible para recorrer estos bares que no tienen tanto brillo ni lustre.
Por Cecilia Boullosa
Son los últimos días del Café Roma como lo conocimos durante décadas. Comandado por dos primos asturianos por más de 70 años, este viejo bar de Almagro está por cambiar de manos y pasar a otro capítulo de su historia. Como ocurrió antes con Los Galgos o con El Preferido, por dar dos ejemplos.
En la mejor mesa del bar, junto a la ventana, un gato retoza al sol del mediodía. En el resto del salón, solo hay hombres, pocos y mayores: uno pide el sándwich de milanesa (especialidad de la casa) y lee el diario de papel, el otro está sentado y espera que su hijo lo pase a buscar. Y luego están Jesús y Laudino, los primos que atienden.
“Nos encontramos en el Café Roma. ¿Lo conocés? San Luis y Anchorena”, escribe por WhatsApp @bardeviejes. Bar de Viejes quiere mantenerse en el anonimato: prefiere obviar su nombre, su género, su edad. Sí podemos decir que está detrás de la cuenta de Instagram que se detuvo a mirar estos lugares a los que pocos parecían prestarle atención, bares marginales, periférico, que muestran un lado B de Buenos Aires. Con el tiempo la cuenta, que hoy llega a los 10.000 followers, se alimentó no solo de sus descubrimientos sino de también de los aportes del público.
Cucinare: ¿Por qué el anonimato?
Bar de Viejes: Hay algo del anonimato que me parece interesante como forma de interactuar en una red social, tiene que ver con que la identidad se construye colectivamente. Para mí el proyecto se lo puedan apropiar todes. Y eso es lo que empezó a pasar. Hoy hay una mirada más curiosa o abierta sobre estos espacios.
Cucinare: ¿Por qué es importante que sigan existiendo?
Bar de Viejes: La idea es alumbrar otra orilla posible, otra forma de habitar la ciudad, otra forma de consumir. Estos lugares son como islas de detenimiento. En una ciudad súper veloz, rápida o mega productiva, se habilita un espacio de soledad, de contemplación, de parálisis, de impasse. Para mí es importante no solo consumir un café, sino habitar otra forma de tiempo y de sociabilidad.
Cucinare: Conozco mujeres jóvenes, chicas, que se sienten intimidadas de entrar a este tipo de bares.
Bar de Viejes: Es interesante ver qué pasa con las mujeres en los bares de viejes. El proyecto también tiene que ver con abrir la mirada y empezar a rehabilitar estos espacios que hablan de la historia social y cultural de la ciudad y de sus habitantes. Y sus habitantes son todos, no son solo un solo grupo, los hombres mayores, heterosexuales. La única manera de que sobrevivan es que las nuevas generaciones y que todos los géneros se los apropien y la manera de apropiárselos es yendo, poniendo el cuerpo, estando.
Cucinare: Entiendo, ¿pero qué hay de los dueños? ¿Cuál es la parte que les toca para sobrevivir en esta época?
Bar de Viejes: Es una hazaña difícil. El plan es empezar a generar alianzas entre los bares, formar una comunidad. Muchos de ellos son como islas, son muy herméticos. Eso es algo positivo, pero también una contra. Son personas que están hace 50 o 60 años en un mismo bar, que nunca revieron sus prácticas, que nos les interesa, que siempre hicieron lo mismo. Ahí está el mayor desafío. Estos lugares tienen que volver a hacer un buen producto, un buen sándwich de crudo y queso.
Cucinare: ¿Qué te pasa cuando un bar de viajes cierra?
Bar de Viejes: Me da una sensación de impotencia muy grande, por todas esas historias que se pierden. Cerraron varios desde que arranqué con la cuenta, así que es bastante urgente mi necesidad de difundir. Generar acciones puntuales para que los bares que están en situación de crisis más grande se los pueda ayudar. Esto se lo pueden apropiar cada vez más personas, todos los que crean que hay un valor en esa gesta.
Cucinare: También están los que se apenan cuando cierra un bar de viejos, pero jamás van a tomar un café ahí.
Bar de Viejes: Por eso pienso que hay que cambiar la lógica de consumo, buscar cierta coherencia en esto. Si vos valorás lo local, usalo, apropiátelo, hacelo parte de tu hábito. Mi visión se separa de la visión nostálgica, no es puramente conservacionista. Evidentemente algo va a tener que cambiar si queremos que esto sobreviva y que haya una convivencia justa entre lo nuevo y lo viejo. Nuevos personajes, nuevas prácticas. Que no sea solo cantar tango. Si queremos hacer una feria fanzine, hagamos, una performance, una proyección. Así como estaba el centro vecinal o el club social que el bar de viejes vuelva a ser un lugar de encuentro entre los vecinos, donde pasen cosas.
Cucinare: ¿Cuáles son los próximos pasos de Bar de Viejes?
Bar de Viejes: Me aprobaron un proyecto de de mecenazgo para crear una web y app. Y para armar un desarrollo de material gráfico que diseñe una identidad en común entre todos estos bares.
Cucinare: ¿Podés armarnos una ruta posible de bares de viejes para alguien que quiere empezar a frecuentarlos?
Bar de Viejes: Primero, El Motivo, porque fue mi primer bar de viejes y de alguna manera, el fundador del proyecto. Está en Villa Pueyrredón, sirven buen café, tienen buenos tostados y alfajor de maicena. El Oriente, en Villa Ortúzar. Se puede almorzar, también ir a tomar un vermú, es un gran bar, tiene más de 80 años. Buen producto, una propuesta sincera, sin pretensiones. Es lo que es. Piedras, un bar hermoso en Piedras e Independencia. Tiene una barra preciosa. El bar San Martín, en la zona de las Facultades también es un gran bar de viejes, con sus famosos sándwiches camperos. Y el bar Rhin, en Segurola y Rivadavia: es un bar como de hace 100 años. Buenos sándwiches de milanesa y de lomo.
Author: Cecilia
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