El francés que eligió Argentina para desarrollar sus restaurantes de comida callejera del sudeste asiático
abril 8, 2025
Matías McLurg, de madre argentina, quiere imponer el bánh mì en Buenos Aires. Detalles del sándwich vietnamita que ya es tendencia mundial.

Matías McLurg tenía apenas cinco años cuando los aromas del Barrio Chino de París empezaron a marcarle el rumbo. Vivía en ese rincón multicultural de la capital francesa, rodeado de inmigrantes vietnamitas y camboyanos.
En la puerta de su edificio, los puestos de street food cocinaban a cielo abierto entre nubes de vapor y platos humeantes. Allí probó por primera vez un bánh mì, y supo que ese sabor no se le iba a olvidar nunca. Años después, esa impresión de infancia se transformó en un proyecto de vida.
Matías nació en ese suburbio de París al que no llegan los turistas. Su mamá es argentina, exiliada en Francia durante la última dictadura, y su papá escocés.
“La comida del sudeste asiático fue mi compañía durante toda la escuela en Francia. La compartía con mis amigos”, recuerda en diálogo con Cucinare en un castellano bien argentino. McLurg en su casa hablaba en castellano con su madre, en inglés con su padre y en francés con sus amigos.

Apasionado por la gastronomía del sudeste asiático, Matías viajó en varias oportunidades a Vietnam para entender desde adentro los rituales, ingredientes y sabores de su cocina callejera.
Recorrió mercados, comió en puestos anónimos y tomó nota de todo. Ese trabajo de investigación y exploración lo llevó, en 2016, a abrir Saigón Noodle Bar, un restaurante que buscaba replicar en Buenos Aires el espíritu informal del street food vietnamita.
El primer local lo abrió en el barrio porteño de San Telmo, en el lugar donde antes funcionaba un bodegón español. Lo transformó en un espacio descontracturado, con cocina a la vista, barra, neones que dicen “Pho Open” y una carta que reproduce clásicos como el pho bo, el bo luc lac o los spring rolls frescos y fritos.
La idea era clara: ofrecer platos sabrosos, con ingredientes caseros y recetas fieles a la tradición, sin pretensiones, pero con una ejecución cuidada. La propuesta pegó fuerte y con el tiempo se sumaron nuevas sucursales en Palermo y Retiro, cada una con la misma impronta.
En sus viajes a París, Matías vio que bánh mí era ya parte de la comida callejera francesa. “Fue muy aceptado porque es un sándwich al que se le agrega mucho sabor con la carne y las especias clásicas del sudeste asiático“, explica. Su idea es trasladar ese sabor a Buenos Aires.

Así en 2024 lanzó su segundo proyecto, Bánh Mí Company, ubicado en Recoleta, a pasos de la Facultad de Medicina de la UBA. Esta vez, el foco está puesto en el icónico sándwich vietnamita que lo marcó en su infancia: el bánh mì.
El lema del lugar, “vietnamese sandwich bar”, sintetiza su propuesta de comida rápida, sabrosa y hecha con dedicación. En el local con estética vintage, colores vivos y guiños a las calles de Hanoi, se sirven baguettes caseras rellenas con pollo, cerdo laqueado, tofu o curry, siempre acompañadas de pickles, cilantro y salsas tradicionales. También hay spring rolls frescos, bebidas típicas como el cà phê phin, el café vietnamita con leche condensada y kombuchas frutales.
“Arrancamos en el verano y ahora con el inicio de las clases en las universidades cercanos se empieza a mover mucho la zona -explica McLurg-. Ofrecemos un producto de mucha calidad a un precio competitivo para lo que es la zona de estudiantes”.
Tanto en Saigón como en Bánh Mí Company, McLurg se propone lo mismo: que el comensal viaje con el paladar a Hanoi o Saigón sin escalas.
Author: Martina
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