Sus sándwiches lo convirtieron en un mito porteño: el bar donde los platos se lanzan a través de la barra

Café Paulín fue fundado en 1988 y sobrevivió a la pandemia pese a los cambios en el Microcentro. Sus dueños nos cuentan las claves del éxito.

Café Paulín, ubicado en pleno microcentro porteño, fue fundado en 1988 y suele estar concurrido por una multitud de oficinistas y empleados que trabajan en la zona.

Este bar notable porteño sobrevivió al paso de la pandemia que dejó un centro de la ciudad de Buenos Aires muy diferente. Sin embargo, los sándwiches de Paulín siguen siendo una atracción para porteños y turistas que se acercan para acodarse en su famosa barra, una de las más conocidas de la gastronomía local.

Sebastián Di Costa, socio de Paulín, revela detalles del éxito del local: “Son productos frescos y abundantes. El objetivo es que después de comer acá tengas ganas de ir a dormir la siesta”.

Di Costa revela que la velocidad de la vida laboral del Microcentro fue la causa de la ceremonia que se impuso en el local: que los sándwiches lleguen “volando” por la barra, deslizados desde la cocina.

“El objetivo del local es la atención rápida. Los clientes tienen poco tiempo para almorzar. Por eso se revolean los sándwiches a lo largo de la barra“, agrega Di Costa sobre esta modalidad de servicio ya tradicional en Paulín.

El salón rectangular y largo, recubierto de boiserie, sigue igual. Lo mismo sucede con la barra en “U” con capacidad de albergar hasta 36 comensales.

Los sándwiches siguen siendo el must de la casa: uno de los favoritos es el de peceto, enorme y generoso, que además lleva queso tipo gruyere, panceta, morrón y salsa criolla, en pan francés. El Mediterráneo, con jamón crudo, queso, rúcula, tomates secos y berenjenas, es muy demandado. También es recomendable el de milanesa, también en formato gigante.

La mecánica de pago sigue siendo otra marca registrada, ya que cuando uno ingresa al café, recibe un papel en blanco de manos del adicionista, donde los mozos anotan las consumiciones de cada cliente. Al salir hay que entregar el papel y liquidar la cuenta, tal como se hace en muchas de las tascas madrileñas.

Paulín queda en la calle Sarmiento 635, Microcentro. Abre de lunes a viernes desde las 6 a las 20, y los sábados desde las 6 hasta las 15.


Author: Martina

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1 comment

  1. No sé si el sistema se usa en la tascas de Madrid. Sí sé que, a principios de los sesenta del siglo pasado, había un restaurante de lo que hoy llamaríamos comida rápida que lo utilizaba. No sé cómo se llamaba, yo lo recuerdo como “gril”. Quedaba en la Avenida 9 de Julio, en una esquina (tampoco recuerdo si era en la esquina de Avenida de Mayo, pero es lo mas probable).
    Lo que sí recuerdo perfectamente es que al entrar te daban una papeleta con una tabla con números y que, en cada estación, te picaban uno de esos número. Finalmente pagabas a la salida.
    Tenía 8 años y me parecía que era el top de la modernidad.

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